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domingo, 22 diciembre
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España se prepara para afrontar una nueva fase de normalización del coronavirus

El Ministerio de Sanidad y las comunidades tienen previsto alumbrar este jueves la nueva estrategia de control de la covid-19, la hoja de ruta por la que se guiará la siguiente fase de la pandemia

El Ministerio de Sanidad y las comunidades tienen previsto alumbrar este jueves la nueva estrategia de control de la covid-19, la hoja de ruta por la que se guiará la siguiente fase de la pandemia de la que queda por despejar una gran incógnita: cuándo y dónde se podrá quitar la mascarilla en interiores.

Con este fin llevan reunidos desde ayer en las «Jornadas del Sistema Nacional de Salud sobre Vigilancia en Salud Pública» convocadas en Zaragoza representantes de los Gobiernos central y autonómico, primero los técnicos, que han propuesto los nuevos criterios con los que se debe manejar la crisis sanitaria, y hoy los consejeros y la ministra de Sanidad, Carolina Darias, que deberán refrendarlos.

De la nueva estrategia se sabe que estará centrada en los más vulnerables y su entorno y en los casos graves: se acabó el conteo diario de contagios, la realización de pruebas de diagnóstico de infección activa con carácter general, los rastreos o el aislamiento de los leves y asintomáticos.

Técnicos y políticos dibujarán un escenario que permitirá «gestionar esta enfermedad como cualquier otra del ámbito respiratorio», según explicó ayer la anfitriona del encuentro, la consejera aragonesa, Sira Repollés; para ello, será necesario modificar los sistemas de vigilancia de forma gradual y unificar criterios, que son los aspectos que están tratando estos dos días.

Como reunión de vigilancia epidemiológica, también se abordarán criterios preventivos, cuarentenas, controles mediante redes centinelas, signos de alarma que «hagan detectar que la enfermedad está evolucionando de forma no previsible», la atención a personas vulnerables y el uso de mascarillas.

La mascarilla es la última gran restricción que queda vigente de la fase aguda de la pandemia; a diferencia de otras como el pasaporte covid, que decidían las autonomías, su uso está regulado por real decreto, el último el del pasado 8 de febrero que levantó su imposición en exteriores.

Esta semana, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, volvió a insistir en que dejará de ser obligatoria en interiores «pronto, muy pronto», cuando así lo determine la ministra de Sanidad, aunque fuentes de su departamento aclaran que lo que estos días está sobre la mesa es la definición del nuevo sistema, no la retirada de las mascarillas, sobre la que no han debatido en la ponencia de alertas.

Aunque la potestad de cambiar su uso la tiene el Consejo de Ministros, Darias siempre se ha remitido al criterio de los expertos y a los datos, que han aminorado el ritmo de su descenso.

Que el fin de las mascarillas en espacios cerrados está cerca también lo vaticinó ayer mismo el director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, que auguró que podrían desaparecer «en un periodo corto de tiempo», pues «en lugares donde la misma gente interacciona cada día probablemente ya no tenga sentido». «Las mascarillas ya se podrían evitar en casi todos los escenarios», consideró.

Comunidades como Cataluña abogan por empezar a quitarlas en las escuelas progresivamente, empezando por los más pequeños, en la línea de lo que ha defendido la Asociación Española de Pediatría (AEP).

De hecho, un reciente estudio del centro de biología computacional BIOCOMSC cuestionó su eficacia al comprobar que, durante el primer trimestre, la incidencia de covid no fue menor entre los alumnos de primaria, que deben cubrirse la boca, en comparación a los de infantil, que están exentos.

Madrid, en palabras de su consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, cree que «no puede ser una decisión que tome el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de manera unilateral y menos hacerlo en un Comité Federal», sino que «es el momento de abrir el debate dentro de la Comisión de Salud Pública sobre cuándo, cómo y dónde».

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Su propuesta es que deje de ser obligatoria en interiores -siempre que la evolución de la pandemia lo permita- con la excepción de en entornos vulnerables como las residencias de mayores, los centros sanitarios y el transporte público.

El presidente andaluz, Juanma Moreno, apuesta por una retirada «de manera gradual y responsable», siempre en base al criterio técnico, científico y sanitario, y cree que no se debería «correr mucho» y ser «muy prudente» hasta el verano.

La portavoz del Gobierno de Castilla-La Mancha, Blanca Fernández, ha indicado que hay que ver qué aconsejan los técnicos; en cualquier caso, ha manifestado que en la desescalada habrá que hacer una reflexión sobre qué espacios sean los últimos en liberarse del uso de la máscara, como los transportes públicos o los hospitales.

Y el extremeño, Guillermo Fernández Vara, ha afirmado que, aunque es el Consejo Interterritorial el que debe establecer si es el momento o no de retirar la mascarilla en interiores, quizás «haya llegado el momento de tomar la decisión».

Desde Asturias, el consejero de Salud, Pablo Fernández Muñiz, confió en que de estas jornadas salga un cronograma que aborde el momento adecuado, si bien ha abogado por «avanzar con prudencia» en esta medida.

Mientras que la consejera vasca de Salud, Gotzone Sagardui, criticó que haya «mucha elucubración» sobre dejar de usar mascarillas en interiores, algo que hasta ahora no se ha planteado en el Consejo Interterritorial, y ha pedido «prudencia».

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