Con los nervios de acero, una montera imaginaria calada hasta las cejas y el corbatín apretando el cuello como en las grandes ocasiones, así se presentaba Paco Núñez al Debate sobre el Estado de la Región de 2021, consciente de que la cita era algo más que un mero discurso en la tribuna del antiguo convento de San Gil.
Con paso firme y decidido, y tras aguantar un discurso de Page que para nada pasará a la historia por su nulo ritmo, su falta de ilusión y su generalizado tono grisáceo, Núñez se hizo con la palabra y, como si una sucesión de tandas al natural y con la diestra se tratara, comenzó a desgranar su plan para Castilla-La Mancha.
El primer golpe no se hizo de esperar, ya que fue directo al orgullo de Page y a sus ya conocidos insultos, mentiras y faltas de respeto a miles de castellano-manchegos que han tenido que sufrir como el máximo responsable del gobierno regional ha atacado directamente a su sector. Los docentes, sanitarios, personas mayores, hosteleros, los ciudadanos de la Comunidad de Madrid, los alcaldes. Todos han tenido que aguantar que Page los menosprecie y humille, y Núñez no dejó pasar la ocasión para recordarlo porque Page ha decepcionado a los vecinos de la región.
Luego han llegado propuestas de una importancia vital para Castilla-La Mancha como es el caso de la bajada de impuestos, un plan de fomento de la natalidad, el apoyo sin fisuras al deporte, la cultura, los toros, la caza, la hostelería. El apoyo al Tercer Sector, la despoblación, la lucha contra la okupación o la defensa rotunda del campo y la ganadería también han copado gran parte del discurso de Núñez, que se ha mostrado como la única alternativa sensata al socialismo en su tierra.
Un discurso certero, enfocado, sin ambages, sin reservas, con claras referencias a las conclusiones que el partido ha extraído de la Convención Nacional e incluso utilizando expresiones de nuestro presidente Pablo Casado, así desliaba Núñez con la muleta baja, interpretando un toreo hondo y puro, a pesar de los gañafones que le tiraba el morlaco que tenía delante; un García-Page que apareció desmadejado por los embistes del almanseño líder del PP en Castilla-La Mancha.
Un Page que ha estado cinco horas en la tribuna divagando, yendo y viniendo a asuntos, repitiendo conceptos, perdiéndose en una laguna de anuncios vacíos, de chascarrillos incomprensibles, de risas a destiempo y de una complejidad nunca antes conocida. Un discurso trastabillado, en el que ha perdido la muleta en diversas ocasiones y con el tendido en un silencio sepulcral que no ha querido ni valorar una faena oscura.
En resumen; ayer en las Cortes de Castilla-La Mancha se vivió una tarde en la que la división de opiniones entre el respetable ha sido notable. Un torero gris, oscuro, que no ha tenido su tarde porque va de retirada y no se arrima al toro por miedo y dejadez, Emiliano García-Page; enfrente, un torero valiente, con ganas, con la faena en la cabeza, que ha enlazado tandas con temple, cruzándose entre los pitones y con mucho toreo por delante, Paco Núñez, que ha salido a hombros.