Si comienzo estas líneas diciendo que soy ecologista, seguramente a usted lector le viene a la cabeza una imagen estereotipada mía. Si esto le ha ocurrido, le diré que no presento una imagen desaliñada y tampoco uso la bici para ir al trabajo, aunque es cierto, que si puedo voy andando.
Aún habrá lectores que duden de la veracidad de la afirmación “soy ecologista”, pues represento a NNGG del Partido Popular, una organización política que no entra dentro del espectro ideológico del marxismo cultural sobre el que se asienta el ecologismo y otros tantos más -ismos que si algo tienen en común es su defensa espuria del dogma “sí no estás conmigo, estás contra mí”.
Para hablar de medio ambiente habría que hablar de ecología integral más que de ecologismo que es donde nos ha llevado ahora mismo la izquierda empoderada que se ha apoderado del movimiento. Pues ecologismo, no es más que eso, un movimiento ideológico, por lo que ideologías aparte, nadie se creería que a los líderes del Partido Popular como pueden ser Pablo Casado, Teodoro García Egea o Paco Nuñez no les preocupa el medio ambiente.
Puede parecer que una formación política que defiende la libertad no puede defender el medio ambiente, pero es todo lo contrario, porque la libertad bien entendida es hacer el bien y desde esa posición es desde la que trabajamos muchas personas que estamos en la vida pública.
¿Cómo se concibe la libertad de empresa con el cuidado del medio ambiente?, ¿Hay alguno de los elementos subordinados al otro?
Como decía anteriormente la libertad no es actuar de manera desordenada, sino con respeto a la ley. Si las cosas se hacen correctamente y se entiende la libertad en los términos expuestos, no estamos ante que tiene más valor, si la libertad de empresa o el medio ambiente y tampoco se encontraría ninguno de los elementos subordinado al otro, pues se trataría de buscar el equilibrio que es donde se haya el desarrollo sostenible y donde comenzaría la ecología bien entendida.
Este año en que celebramos el día mundial del Medio Ambiente reclamando la restauración de ecosistemas, desde la ciudadanía deberíamos de instar a Sánchez y a García-Page a que trabajen de verdad por los ecosistemas y trabajar es evitar tener que llegar a la restauración, “que se pongan las pilas” en materia de aguas que es lo que preocupa a la España vacía y busquen el equilibrio en desarrollo y sostenibilidad, pongan en marcha un plan de depuración serio para evitar el deterioro de los ecosistemas y desarrollen los planes de parques para dar una buena protección a determinadas zonas sin dejarlas que incurran en ceses de actividades, conduciendo a los parques al deterioro por la falta de población.
Terminaré estas líneas parafraseando a Camus “Cada generación, sin duda, se cree destinada a rehacer el mundo. La mía sabe, sin embargo, que no lo rehará. Pero su tarea quizá sea más grande. Consiste en impedir que el mundo se deshaga”. Impedir que el mundo se deshaga es una tarea colectiva, no de unos pocos. A todos nos corresponde acometer acciones para tener un futuro prometedor, reciclar, no desperdiciar agua, apagar luces innecesarias, son pequeñas acciones de responsabilidad que transforman el mundo.
Esto no va de colores políticos ni de ideologías, es responsabilidad con las personas que nos rodean, con nosotros mismos y con el planeta para tener un futuro y que las generaciones venideras puedan disfrutar de lo mismo que nosotros, como mínimo en las mismas condiciones.
José Luis Zapata González, Portavoz de NNGG CLM