Una reciente encuesta de fiabilidad de electrodomésticos, realizada por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) y que recoge 85.000 valoraciones de consumidores europeos, confirma un año más que Miele es la marca más duradera: la vida útil de sus lavadoras, secadoras, lavavajillas y frigoríficos alcanza los 15 años de media.
Gracias a la colaboración de los miles de consumidores que participaron en la encuesta, OCU ha elaborado además un índice de fiabilidad, por tipo de electrodoméstico, a partir del número y gravedad de las averías relatadas por los usuarios, lo que permite ofrecer un ranking de marcas:
En lavadoras, después de Miele, destacan los buenos resultados de Zanussi, Bosch y Siemens. Mientras que Edesa resulta la marca con peor fiabilidad.
En secadoras Miele es también la marca más fiable, en este caso seguida de Zanussi y Beko, por este orden.
En lavavajillas las primeras posiciones son para Neff, Selecline (Alcampo), Miele y Haier. Y por debajo de la media quedan Smeg, LG, Fagor y Brandt
En frigoríficos destaca muy por encima del resto la marca Kunft (Worten); y le siguen Franke y Buknecht. Smeg, por su parte, estaría entre las menos fiables.
La encuesta también recoge las averías más frecuentes según el tipo de electrodoméstico. En lavadoras, lo son la puerta y el filtro; en secadoras, las que afectan al sistema de secado; en lavavajillas, la bomba de circulación o evacuación; y en los frigoríficos, el sistema No Frost, tal y como se advierte en la revista Compra Maestra de noviembre.
A la cuestión de por qué cambiaron finalmente de aparato, los encuestados han respondido con el alto coste de la reparación y la falta de repuestos, que es una de las causas fundamentales de la obsolescencia prematura. OCU anima a los consumidores a informar sobre las averías e identificar así los puntos de mejora de los productos que usan; al tiempo que solicita a las empresas medidas que contribuyan a combatir este problema:
1. Que el producto se diseñe de forma que no haya piezas de calidad deficiente, frágiles o cuyo ensamblaje impida la apertura para una reparación.
2. Que reparar el producto tenga un coste notablemente inferior al de comprar otro nuevo.
3. Que su garantía sea superior a los dos años obligatorios y sea real: ahora solo se atribuye a problemas del producto durante los primeros 6 meses.
4. Que se informe de la vida media prevista del producto, de las posibilidades de reparación, del tiempo de soporte previsto para la actualización del software o de cómo debe procederse para su correcto reciclaje.
Y es que la durabilidad de los productos es un premisa indispensable para conseguir un mercado más justo y sostenible, afirma OCU. En este sentido es vital que la Administración impulse un etiquetado que indique la facilidad para reparar un electrodoméstico y su vida media real.