Las Cuadrántidas, una de las lluvias de meteoros más intensas del año, alcanzarán su actividad máxima en la noche del 3 al 4 de enero, y la ausencia de Luna permitirá ver incluso los meteoros más débiles.
El máximo se espera a las 20.40 UTC del 3 de enero. Por tanto, en Europa, la noche del 3 al 4 de enero será el mejor momento para su observación. Aunque será preciso esperar hasta la madrugada del día 4 de enero, momento en que la constelación del Boyero se encontrará alta en el cielo. Se espera que podamos ver -de media- un meteoro cada cuatro minutos, algunos de ellos muy brillantes si nos encontramos en un lugar sin contaminación lumínica y con horizontes despejados.
Debido a que el radiante –punto del cielo donde parecen «nacer» los meteoros– se encuentra localizado cerca de la Osa Mayor -concretamente en la constelación del Boyero, que ocupa parte de la desaparecida Quadrans Muralis, de ahí su nombre- apenas se podrán ver Cuadrántidas desde el hemisferio Sur.
Las llamadas ‘estrellas fugaces’ son en realidad pequeñas partículas de polvo de distintos tamaños, algunas menores que granos de arena, que van dejando los cometas a lo largo de sus órbitas alrededor del Sol. La corriente de partículas resultante (llamados meteoroides), debido al «deshielo» producido por el calor solar, se dispersa por la órbita del cometa y es atravesada cada año por La Tierra en su órbita alrededor del Sol.
Durante este encuentro, las partículas de polvo se desintegran al entrar a gran velocidad en la atmósfera terrestre, creando los conocidos trazos luminosos que reciben el nombre científico de meteoros.
Esto es cierto para la mayoría de lluvias pero no para las Cuadrántidas y las Gemínidas. Y es que no existe ningún cometa que coincida con la trayectoria de la nube de «escombros». Los progenitores de estas lluvias de meteoros son asteroides, 3200 Phaeton en el caso de las Gemínidas y 2003 EH para las Cuadrántidas, según informa el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC).