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miércoles, 20 noviembre
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10 años del 15M en C-LM (II): Una mirada a lo que fue y lo que queda del movimiento que llenó del Altozano a Zocodover

DE CUENCA A LA PUERTA A LA SOL

La conquense Diana Talavera estuvo en la gestación del 15-M, después de una concentración de protesta por las detenciones en una manifestación de Juventud sin Futuro el día anterior.

«No sé si lo he mitificado con el tiempo, pero recuerdo que empezó a llover un montón y la gente empezó a buscar cajas de cartón para protegerse de la lluvia. Entonces se propuso pasar la noche y nos quedamos». Comenzaron a aparecer toldos y los miembros de la casa okupa Casablanca, de la zona de Antón Martín, trajeron también materiales para una acampada que surgió de manera espontánea. «La lluvia del 15 mayo hizo florecer el 15-M».

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«Por el día me iba a currar, pero me quedé casi todas las noches e intentaba estar el mayor tiempo posible allí, pasaba por mi casa solamente para ducharme», comenta esta conquense que trabaja en un espacio de Igualdad y que es una actriz que estudia dirección de escena en la Resad de Madrid. En 2011 estaba terminando la carrera y había vuelto a Madrid tras una estancia en México.

«Cada vez había más gente, había asambleas de trece horas en todas las plazas, era un movimiento superhorizontal», rememora esta conquense. «Parece que del 15-M surgió Podemos, pero en realidad lo que allí se articuló fue una cosa completamente distinta, no había voluntad de formar un partido político. En realidad, llegó a toda la ciudadanía un movimiento social que ya estaba articulado», opina.

REVISIÓN DE CHAKRAS EN PLENA COMISIÓN

Las noches en Sol «eran muy locas, pasaba de todo». Había situaciones muy bonitas: «se montó una biblioteca, había gente espiritual que te miraba los chakras mientras estabas en una comisión, otros daban masajes…». A Diana le gustaba cuando se acercaba gente anónima a coger el micro y una de sus intervenciones fue inmortalizada por un fotógrafo del diario El País. Ella estudiaba Ciencias Ambientales y participaba especialmente en la Comisión de Ecología, pero le gustaba pasar por todas. «Recuerdo que había una comisión a largo plazo y otra a largo plazo, era el reflejo de la división que había entre la gente más reformista, que quería formar un partido político y quienes tenían una mirada más amplia».

El resultado de las elecciones generales, con amplia victoria del Partido Popular, fue un jarro de agua fría para algunos acampados, «pero a mí me dio un poco igual, porque sentía que la política se estaba haciendo en la calle, tampoco esperaba que fuera a ser diferente».

A Diana le asombraba «que en cualquier esquina y en cualquier calle escuchabas a la gente hablar de economía y de política real, de las cosas que afectaban realmente a los ciudadanos». Ahora cree que el discurso político se está centrando demasiado en los partidos «y se habla menos de medidas».

Reconoce también que hubo situaciones difíciles en las noches del 15-M. «De repente, estás en la calle y te encuentras con la gente que vive allí». Con el paso de las jornadas el ambiente se deterioró y llegó incluso a haber alguna violación. «Llegó un momento en el que se desparramó, intentábamos cuidar la seguridad, pero cada vez había más gente y era complicado».

Estos problemas, unidos al desgaste y el calor del mayo madrileño, hizo mella a los acampados. «Llegó un momento en el que teníamos que encontrar una salida, la idea era dejar las plazas para irnos a los barrios. Así comenzó a disolverse el movimiento», relata.

Un amigo de Patricia desvela que esta conquense jugó involuntariamente un papel importante para que el 15-M abandonara la Puerta del Sol. Una de las reglas de las asambleas era que las decisiones se tenían que tomar por unanimidad y durante las votaciones para decidir si se abandonaba Sol había un hombre que bloqueaba continuamente esta propuesta. En un momento dado, Patricia se puso a hablar con él e hizo que se perdiera la votación decisiva. «¡No fue premeditado, fue una casualidad!», asegura.

Ante la pregunta de si Podemos recogió ese espíritu, no lo tiene claro: «Yo tengo sentimientos encontrados, porque es cierto que hay que estar en las instituciones y es bueno que exista un partido como Podemos, pero que apareciese tuvo también mucha influencia en que se desarticularan los movimientos sociales», opina Patricia.

Ahora que han pasado diez años, la actriz considera que el 15-M «fue muy bonito mientras duró y creo que se han avanzado en ciertas cosas, sobre todo en el feminismo, que está hasta la Rociíto hablando de esto; pero también siento que estamos en un momento complicado».

PLAZA DE SAN ESTEBAN, CUENCA

Sonia López fue una de las jóvenes que se unió a la acampada de Cuenca, que nació como una concentración en apoyo a la movilización madrileña. «Los participantes al final se vinieron arriba y también acamparon,», rememora. Iba a ser una noche, de manera simbólica, pero al final la asamblea decidió quedarse en la Plaza de San Esteban.

Por temas personales, Sonia vivía más la actividad diurna y trabajaba en labores organizativas y en la preparación de actividades durante todo el día. «Había charlas informativas sobre las pensiones, la eutanasia, la apostasía; actividades infantiles y, sobre todo, información política sobre lo que estaba pasando». Esta conquense que hoy reside en Valencia señala que el 15-M fue la primera toma de contacto con la política para mucha gente «y el punto de partida de muchos movimientos sociales que surgieron nuevos». Entre ellos, el grupo feminista conquense Comando Violeta.

Hubo acciones muy llamativas, algunas de ellas durante la jornada de reflexión de las elecciones de 2011, como una cadena humana en el Casco Antiguo. También se escenificaron ‘performance’ delante de los bancos para protestar por los desahucios y las cláusulas suelo.

«Hubo una marcha por los servicios públicos en la que participaron gentes de amplios sectores, de la educación y de la sanidad que no iban habitualmente a las movilizaciones pero que estuvieron allí; fuimos capaces de reagrupar a todos los trabajadores del sector público y teníamos el sentimiento de que podíamos cambiar cosas», indica Sonia.

Bogas Bus

Respecto a la ubicación, frente a la iglesia de San Esteban, no hubo muchos problemas con el párroco, pero sí alguna discusión con los hermanos de la Oración en el Huerto, porque a veces colgaban alguna pancarta en el olivo que al final se veían obligados a retirar. «Lo que nos pedían, sobre todo, era que no dificultáramos la entrada a misa; sí que puso alguna pega, pero tampoco pasó demasiado».

VISITA EN CAMPAÑA

En aquellos días había también campaña electoral de las elecciones municipales. Los candidatos Juan Ávila y Francisco Pulido se comprometieron a pasarse por allí si ganaban las elecciones. Ganó el primero, el candidato socialista, «que no acudió, pero sí que vino Pulido a título personal junto a su concejal Javier Ortiz».

Sonia también participó en la Marcha Popular Indignada que salía desde distintos puntos de España hacia Sol. «Desde Cuenca hicimos una columna que iba hasta un pueblo de Guadalajara, donde nos encontramos con los indignados que venían de Guadalajara». Ya era verano y participaba menos gente. «Muchos volvieron a sus pueblos y eso se notó», señala la conquense, que en aquellos días era estudiante.

Una década después, Sonia confiesa que le «da rabia, porque quizás lo podíamos haber hecho mejor y llegar a más, pero creo que fue el punto de partida que necesitábamos». Algunas ideas de aquel movimiento fueron llevadas al Pleno de Cuenca por Izquierda Unida, formación a la que ella estaba vinculada a través de las Juventudes Comunistas. «Las compañeras de IU no quisieron estar en primera línea para que no se pensara que se quería copar el movimiento, pero estas propuestas sí que se trataron de llevar adelante en la Concejalía y, en realidad, muchas de esas ideas estaban en el programa de IU años antes del 15-M».

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