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La motilla del Retamar abre sus investigaciones arqueológicas en Argamasilla de Alba

En 2019 comenzó la segunda etapa de trabajos, que no solo incluyen excavaciones arqueológicas, sino también labores de conservación del yacimiento y estrategias de estudios no invasivos

El alcalde de Argamasilla de Alba, Pedro Ángel Jiménez Carretón, ha confirmado que han dado comienzo los estudios arqueológicos sobre la motilla de El Retamar que el Ayuntamiento promueve este año, cuyas investigaciones son cofinanciadas por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.

El regidor recuerda que las excavaciones arqueológicas en esta motilla «se han desarrollado en dos etapas». La primera etapa consistió en seis campañas de excavaciones entre los años 1984 y 1991. En 2019 comenzó la segunda etapa de trabajos, que no solo incluyen excavaciones arqueológicas, sino también labores de conservación del yacimiento y estrategias de estudios no invasivos, como las prospecciones mediante georradar.

Esta segunda etapa de trabajos está dirigida por el profesor Luis Benítez de Lugo (Universidad Complutense de Madrid), prehistoriador especialista en la Cultura de las Motillas, ha informado el Ayuntamiento en nota de prensa.

«En la campaña de 2019 desarrollamos un proyecto de dos meses y 25.700 euros, de los cuales nuestro Ayuntamiento aportó 11.607,44 euros. Tras una interrupción de la actividad debido a la pandemia este año vamos a desarrollar un proyecto de 23.982 euros, aumentando el Ayuntamiento su aportación hasta los 15.000 euros», ha informado Jiménez Carretón.

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MÁS PROYECTOS

Estos dos proyectos se suman a otro de 30.000 euros desarrollado en 2014 sobre varias motillas (incluyendo a la de El Retamar), cofinanciado en aquella ocasión al 50 % por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y el Instituto Geológico y Minero de España, bajo la dirección de Miguel Mejías Moreno, hidrogeólogo Jefe del Área de Hidrología Aplicada del IGME y máximo conocedor del funcionamiento de los acuíferos en La Mancha.

Con la dirección científica colaboran este año como personal técnico los doctores Javier Catalán (arqueólogo especialista en Arqueología del Paisaje), Jenny Pérez Marrero (ingeniera experta en fotogrametría y dron), Lázaro Lagostena (especialista en georradar y magnetometría) y Domingo Carlos Salazar García (médico, arqueólogo y especialista en análisis de isótopos).

Noelia Serrano, vicepresidenta de la Diputación Provincial y concejala de Promoción Económica y Turismo en el Ayuntamiento, ha querido señalar la buena disposición y colaboración de la familia Montalvo Wilmot, propietaria de la finca en la que se encuentra la motilla, para llevar adelante los trabajos. «Hemos firmado un contrato de cesión mediante el cual nos permiten no sólo estudiar y restaurar la motilla, sino también vallarla.

El Ayuntamiento va a acometer este mismo otoño esta medida de protección física del monumento; algo que consideran improrrogable «para garantizar tanto la protección del inmueble como de las personas, así como el control del acceso al yacimiento».

«Gracias a esta campaña damos, además, la intención firme del Ayuntamiento no sólo de cuidar este elemento tan excepcional de nuestro Patrimonio regional como es la motilla de El Retamar, sino también convertirla, a medio plazo, en un referente turístico y cultural del Alto Guadiana y en pieza clave de la explicación territorial de la Cultura de las Motillas. Es muy importante el anuncio de su declaración como Bien de Interés Cultural».

MOTILLAS BIC

El pasado mes de agosto la Viceconsejera de Cultura y Deportes de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, Ana Muñoz, anunció que todas las motillas serían declaradas bienes de interés cultural, por ser yacimientos emblemáticos de la región construidos durante la Edad del Bronce en la planicie manchega.

Las ‘motillas’ se localizan en la zona de La Mancha, son referentes de la ocupación de este territorio en la Edad del Bronce y deben su nombre a las evidentes elevaciones que conforman los derrumbes de las estructuras antiguas en la planicie manchega.

Muchos de estos asentamientos se asocian a la captación de aguas subterráneas, que hacen que se protejan sus pozos con líneas de murallas concéntricas. Hasta el momento sólo tres de ellas se encuentran declaradas Bien de Interés Cultural: la del Azuer (Daimiel) en 2013, la de Los Palacios (Almagro) en 1992 y la primera de todas ellas en 1991: la Motilla del Acequión (Albacete).

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