La divulgadora conquense Marián ‘Boticaria’ García ha sido la encargada de poner voz a las mujeres distinguidas por el Gobierno de Castilla-La Mancha con motivo del acto institucional del 8 de marzo, y ha recogido su galardón con un discurso en el que ha reivindicado una mejor educación en igualdad, incentivar esa igualdad también en el mundo rural y asemejando el problema estructural que supone el machismo con la pandemia, si bien en este caso «quedan muchos borregos sin vacunar fuera del rebaño».
Al subir al escenario, Marían García, en nombre de todas las premiadas y visiblemente emocionada, ha recordado cómo recibió la noticia de esta distinción y la satisfacción que sintió al ser «profeta» en su tierra.
Tras agradecer este reconocimiento y la labor del Gobierno «año tras año» con motivo de esta celebración, ha puesto en valor el «orgullo y la responsabilidad» por representar a tantas castellanomanchegas «que trabajan fuera y dentro de sus hogares, a veces con trabajos invisibles, muchas de ellas sin ser reconocidas».
He rememorado una mañana de hace siete años en la que paseaba por El Retiro cuando recibió la invitación a ser pregonera de las fiestas de su pueblo, Belmonte, un «bucólico momento» con los coches de choque a un lado y Camela de fondo, momento en el que se vinculó con una responsabilidad con la divulgación desde el plano público.
Pasó el tiempo, pregonó fiestas en Villaescusa de Haro, protagonizó eventos en Mota del Cuervo, siguió recibiendo visibilización por su faceta pública y descubrió la importancia de poner el foco más en las ‘Dulcineas’ que en los ‘Quijotes’.
Con todo, ha llamado a seguir con una lucha que nace «dentro de cada uno de nosotros», y ella misma, si pudiera escribir una carta a los Reyes Magos de la Igualdad, pediría «inversión en educación y arropar a la mujer rural, la más vulnerable».
LA EDUCACIÓN, «LA LLAVE QUE ABRE LA PUERTA DEL MAÑANA»
La educación es para García «la llave que abre la puerta del mañana» y por ello tiene que ser «dual», ya que «de poco servirá empoderar a las niñas si sus hermanos, jefes o compañeros de trabajo siguen anclados». «Y para esa brecha no tendremos tiritas».
Ha pedido incentivar el acceso a estudios de ciencias para las niñas, ya que «sin ciencia y sin talento femenino, no hay futuro».
Sobre la mujer rural, ha puesto el acento en la necesidad de apuntalar las acciones en este entorno. «Hay muchas mujeres que están luchando por sus pueblos».
El próximo 10 de marzo, ha recordado, en su pueblo, Belmonte, se inaugura un centro ocupacional impulsado por un grupo de mujeres belmonteñas «que sólo contaban con su esfuerzo y voluntad, pero se han puesto el mundo por montera hasta conseguir los apoyos».
Tras su trabajo han conseguido el apoyo institucional para poner en marcha este nuevo recurso en un entorno rural, pero si este centro abre puertas es «gracias a ellas, a mujeres valientes, independientes, que con sus cabezas, su corazón generoso y sus manos, salvan sus pueblos». Aunque esta es una historia «con final feliz», muchos proyectos «se están quedando por el camino».
LA DESIGUALDAD, COMO EL CORONAVIRUS
Para Marián García, el virus de la desigualdad «también está de forma asintomática en muchos individuos, y esos son el problema». También hay, como en el coronavirus, «grupos de riesgo» ante este virus, un virus que «puede incluso causar la muerte en los casos más críticos».
Para acabar con el COVID, igual que con el machismo, hay que invertir en educación, ser responsables, solidarios… pero la vacuna contra la desigualdad se retrasa más que la del cornavirus.
«Pero esa vacunación puede empezar hoy mismo. Vacunémonos todos para que podamos vivir en el mundo con mujeres libres y apasionadas, con científicas, periodistas, sanitarias, guardias civiles. Vacunémonos con urgencia, quedan muchos borregos fuera del efecto rebaño», ha finalizado su discurso.