LAUTICIA es una taberna clásica y típica con 108 años de antigüedad. Su dueño y único camarero -Felipe Ramírez- supone la cuarta generación de un negocio que no ha cambiado su filosofía desde el principio, excepto para ajustarse a los tiempos. La ubicación actual es de finales de la década de 1980, y las tapas son las mismas desde 1948: Gambas rebozadas, bacalao rebozado, bacalao con tomate, calamares a la romana, hígado frito, hígado con tomate, huevos rebozados y queso rebozado. Otra de las especialidades es el vermú de grifo con sifón, algo que cualquier habitante de la localidad tomará aquí, y sólo aquí.
Es un lugar de referencia, con un ambiente formidable siempre, al cual contribuye Felipe con su simpatía, amabilidad y buen hacer, y aunque normalmente el local suele estar bastante lleno, el siempre dice: «Al fondo hay sitio», aunque a veces el sitio es bastante escaso. Por eso, incluso en los días de crudo invierno, si el sol no está cubierto por las nubes, mucha gente alterna en su terraza informal, en la cual hay un altavoz por el que Felipe va llamando a los clientes conforme van saliendo las raciones pedidas. En los días de mucho ajetreo el camarero va sacando raciones y ofreciendo las mismas, por lo que no es necesario hacer pedidos.
Si consigues estar en un día tranquilo, de «poca parroquia», descubrirás que la simpatía y amabilidad de Felipe se enriquece con una gran conversación y cultura, y quizá te cuente que el nombre de la taberna proviene del Latín, y su significado es: «Pulcro, brillante», algo que también es cierto.
Otra curiosidad es que Felipe no suele apuntar las consumiciones de los grupos de clientes. Un lugar que es un templo de educación, sabiduría y gastronomía clásica, donde la buena fe y la honradez, aquí es religión universal. Sus tapas, que siempre son las mismas, están visibles en una pizarra, donde al final de la lista pone: «Y mañana será otro día».
Un lugar que ninguna persona de fuera de Tomelloso debe dejar de visitar, el bar más típico de la ciudad, donde nadie se siente extraño, y donde el camarero se sabe el nombre de todos los cientos de clientes.
Desde marzo de 2020, LAUTICIA está cerrada por culpa del Covid-19, y no se sabe cuando se volverá a abrir el emblemático local. Suponemos que cuando no haya ningún tipo de peligro sanitario en un local que suele estar abarrotado, pues sabemos de la obsesión de Felipe por la limpieza y pulcritud de su establecimiento, al fin y al cabo eso es lo que le da el nombre a la taberna centenaria.
Hemos venido con la esperanza de que hubiera vuelto a abrir. Qué pena, Ojalá hubieran más bares así.