La encina está considerada como el Árbol nacional de España y Portugal. Quizá sea una afirmación excesivamente rotunda, ya que solo se encuentran encinas en grandes cantidades en la mitad sur de la Península Ibérica, pero de lo que no cabe duda es que es el árbol más autóctono y genuino de la Mancha. Su nombre científico es «Quercus illex ballota» para distinguirla de la «Quercus illex illex» del norte de España, cuyos frutos (las bellotas) son amargos.
Si las encinas están aisladas, como por ejemplo en las dehesas del Este de España, crecen vigorosas con tres gruesas ramas principales, que suelen salir desde muy abajo del tronco. Para que esto ocurra debe limpiarse regularmente la base de la encina de todas las bellotas que germinarían allí, ya sea por la acción de la ganadería (cerdos, ovejas, cabras), de la fauna salvaje (jabalíes, ciervos, gamos), o bien por la agricultura de labor de arado. En el caso de las grandes encinas aisladas, se les suele llamar carrascas. Por otro lado, en las encinas del monte que crecen sin intervención del hombre o los animales, las bellotas caídas germinan, produciendo una espesura de matorral de pequeñas encinas juntas, que impiden a la principal el crecimiento vertical típico de otros árboles. A estas encinas más bajas se les suele llamar chaparros, aunque hay quien les llama por igual a unos y a otros.
Las encinas se reproducen sexualmente de forma convencional, y aunque las encinas más viejas suelen ser hembras o tener ramas hembras y ramas macho, cuando son jóvenes suelen ser machos. Además de sus abundantes frutos (bellotas), también se ha usado tradicionalmente su dura madera en carpintería para elementos que necesitasen soportar mucha fricción y dureza, pero sobre todo se ha utilizado como leña, ya que produce mucho calor y tarda más tiempo en consumirse. También es bien conocido el carbón de encina, cuya producción en zonas forestales antiguamente constituía una importante actividad económica.
En la Mancha, hasta bien entrado el siglo XIX, las actividades agropecuarias se limitaban prácticamente a la ganadería ovina y al cultivo del cereal. Estas actividades poco a poco fueron definiendo el paisaje manchego en el que las encinas eran los oasis que proporcionaban la sombra donde descansaban tanto pastores como agricultores, y aún en muchas zonas siguen erguidas reivindicando su espacio natural.
LA CARRASCA DE LA SANDALIA
Saliendo de Tomelloso por la carretera que conduce hacia Pedro Muñoz, a unos 12 kilómetros desde la plaza de España, encontramos la famosa Carrasca de la Sandalia, una emblemática encina de aproximadamente 260 años. Esta encina se yergue majestuosa junto a la carretera, extendiendo su copa de cerca de 30 metros de diámetro hasta una altura algo menor. La encina siempre estuvo junto al camino que unía estas dos poblaciones, y era una zona de parada y descanso de los carruajes que las transitaban. Cuando se amplió el ancho de la calzada con sus correspondientes arcenes a finales del siglo XX, esta se desvió ligeramente de su trazado original para evitar su tala, ya que afortunadamente había sido declarada bien natural protegido en un pleno del ayuntamiento de Tomelloso el 29 de abril de 1988.
Algunas curiosidades:
Según parece, el nombre por el que se la conoce tiene su origen en que una campesina originaria de Pedro Muñoz, cuyo nombre o apodo era Sandalia, se puso de parto bajo la sombra protectora de la encina un día de finales del siglo XIX, y allí parió a su retoño. A partir de ese hecho tan especial se la empezó a llamar con el nombre con el que se la conoce actualmente. Quizá el nombre de la susodicha era Dalia, o quizá era algún apellido como Santa Dalia, o simplemente era un mote relacionado con esa prenda de calzado, de los que antiguamente eran muy aficionados los manchegos. Eso seguramente nunca lo sabremos.
La encina estaba situada en un enorme encinar a principios del siglo XX, del que aún quedan unos cuantos ejemplares próximos a nuestra protagonista. Justo enfrente de la ubicación de la Sandalia, en mitad de un majestuoso viñedo, hay dos ejemplares juntos de unos 110-130 años. Unos 900 metros más al norte, también junto a la carretera, hay otra majestuosa encina de cerca de 180 años y un diámetro de copa de 22 metros, altura de 12 metros y diámetro de tronco de 86cmts. Esta encina también tiene nombre, aunque es menos conocido. Se la llama La Carrrasca de la Moscarda, nombre que podría tener relación con la cercana aldea de Arenales de San Gregorio, cuyo nombre fue hasta 1959 Arenales de la Moscarda.
Estos magníficos ejemplares de encina se encuentran dentro del llamado Mar de Viñas de la Mancha, o también llamado La Mancha Verde. La Carrasca de la Moscarda estájusto en el borde de la vega de los ríos Córcoles y Záncara. Este último forma la frontera norte del término municipal de Tomelloso, y sus tierras han sido utilizadas como canteras de arena o areneros para la construcción desde hace casi 100 años. Son tierras muy fértiles después de la extracción de la arena, plantadas de viñedos de gran calidad, a los que se han unido otros cultivos como olivos, pistachos y almendros. También hay muchas de esas canteras abandonadas, a las que no se las niveló, que han creado un pequeño y diverso ecosistema salpicado de jaras, pinos, algunos olmos, y pequeñas encinas, donde campan a sus anchas cientos de conejos y sus depredadores naturales: Zorros, milanos, y de vez en cuando algún ratonero común.
La provincia de Ciudad Real cuenta con un listado de varias decenas de árboles monumentales, entre los que se encuentra la Carrrasca de la Sandalia, valiosos reductos de biodiversidad cuyo proyecto de protección ha sido iniciativa de la Fundación Rodríguez de la Fuente. Además, están incluidos en la Red Natura 2000 española, que cuenta con más de un millar de árboles emblemáticos catalogados de todo el territorio nacional, perfectamente geolocalizados y con fotografías e información detallada de todos ellos.
Datos de la encina:
Edad: 260 años (aprox); diámetro de la copa: 28 metros; altura: 17 metros; diámetro del tronco en la base: 130 cmts.
Localización:
Hito kilométrico 30 de la CM.3103
Coordenadas: 39º15´46.4″N – 2º58´39.3″W
Declarada bien natural de protección especial por el Excelentísimo Ayuntamiento de Tomelloso el 29 de abril de 1988.