El año hidrológico, que comenzó el pasado 1 de octubre de 2020, terminará este jueves, 30 de septiembre, con apenas un 4 por ciento menos de lluvias de lo habitual, lo que lo convierte en un ejercicio de carácter «normal» en su conjunto, pero con las precipitaciones distribuidas de manera irregular y con varias cuencas en situación de sequía hidrológica, según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).
Sin embargo, pese a ser un año normal, los embalses están a poco más del 40 por ciento de su capacidad total (40,3%). De hecho, las considerables lluvias caídas en España la última semana no han evitado que el agua acumulada en los embalses españoles haya vuelto a disminuir una semana más, ya que la reserva hidráulica perdió en la última semana 109 hectómetros cúbicos.
«A falta de los datos de los últimos días, este año hidrológico acabará dentro de la normalidad, con apenas un 4 por ciento por ciento por debajo de la media», ha confirmado Del Campo que recuerda que el año pluvial anterior, 2019-2020 tuvo un carácter húmedo, con 664 litros por metro cuadrado, un 4 por ciento más de lo normal, que son 591 litros por metro cuadrado.
Con anterioridad, ha expuesto que el año 2018-2019 fue un 12 por ciento más seco de lo normal; en 2017-2018 hubo un superávit del 12 por ciento aproximadamente; frente a un año hidrológico 2016-2017 «muy seco», con un 14 por ciento menos lluvias que la media normal y al que precedió un ejercicio 2015-2016 normal, en torno a la media.
«Hemos tenido de todo en estos últimos cinco años, que han sido muy variables», ha comentado el portavoz que añade que, a fecha de 31 de agosto –habrá que esperar al nuevo dato de final de septiembre– cinco cuencas presentaban situación de sequía. En concreto, la cuenca del Ebro entró en sequía justo en el mes de agosto pasado, mientras que Júcar y Segura –que también están en esta situación– han ido mejorando su situación y «podrían salir» de ese estado en septiembre, «un mes lluvioso».
Con el índice SPI de sequía meteorológica, una cuenca de acumulación –que equivale aproximadamente a las cuencas hidrográficas– entra en sequía cuando esta referencia se sitúa por debajo de -1, y no abandona esa situación hasta que supera el +1. «Si la sequía meteorológica se prolonga es capaz de impulsar sequías hidrológicas», apunta el portavoz.
En concreto, precisa que Júcar y Segura entraron en situación de sequía en septiembre de 2020; Pirineo oriental en febrero de 2021; Ebro en agosto de 2021 y la cuenca Sur, en octubre de 2020. «Son las cuencas del tercio sur, el este y el nordeste las que presentan esta situación», ha comentado.
Otra característica de este año hidrológico es la distribución «irregular» de las precipitaciones ya que en el este llovió más de lo normal mientras que en el oeste se quedaron por debajo de los valores habituales.
En el presente ejercicio, donde más llovió fue en el oeste de la provincia de La Coruña y en el interior de Pontevedra, que han acumulado hasta 2.500 litros por metro cuadrado frente a la isla de Fuerteventura donde no se han recogido en los 12 meses «ni 50 litros por metro cuadrado» y en el sureste peninsular, como en la provincia de Almería y oeste de la región de Murcia, que registran una precipitación que no ha llegado a entre 150 y 200 litros por metro cuadrado en todo el año.
«Ha sido un año de extremos. En el extremo noroeste ha sido donde más llovió y en el extremo sureste donde menos», comenta.
Por zonas, han acumulado superávit de lluvias de entre un 25 y un 50 por ciento de lo normal en la mitad norte de la Comunidad Valenciana, sur de la provincia de Teruel, este de Castilla-La Mancha, sistema ibérico y Zaragoza.
Por el contrario, no ha llovido ni las tres cuartas partes de lo normal (25 por ciento de déficit) en el extremo oriental de Cataluña, este de Gerona, provincia de Barcelona y norte de Tarragona, así como en una zona de Andalucía, en Córdoba y Jaén, así como en una zona que abarca el sur de Sevilla, el noreste de Cádiz y el oeste e Málaga. Lo mismo ocurre en Canarias, donde no alcanza el 75 por ciento de lo normal, e incluso en Fuerteventura, donde no llega a la mitad de las lluvias normales.
Sin embargo, los embalses en las zonas que están en situación de sequía meteorológica están por encima de la mitad de su capacidad en el caso del Júcar, al 51 por ciento y del Ebro, al 51,6 por ciento; mientras que el Segura está lleno al 38,2 por ciento de su capacidad.
Del Campo expone que podría haber una razón meteorológica que explique «la sensación de que ha llovido mucho mientras que los embalses bajan» y que puede estar motivada por las lluvias torrenciales, como es el caso de los últimos días.
El portavoz indica que cuando vemos episodios de lluvia muy intensa se tiende a pensar que los embalses se llenan, algo que no tiene que ser así necesariamente y que puede obedecer a una razón meteorológica.
Explica entonces que las DANAS dejan abundantes precipitaciones pero en una zona concreta que «no tiene por qué» ser un área donde las aguas vayan a parar a embalses y, por otro lado, añade que cuando llueve de manera torrencial en muy poco tiempo, la escorrentía es «muy elevada» y, en vez de filtrarse e ir a recargar los acuíferos se va rápidamente, sobre todo si es zona litoral.