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viernes, 22 noviembre
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«¿La eutanasia es un medio para no gastar en ciudados paliativos?», por Juan Antonio Callejas

Artículo de opinión del diputado nacional del PP Juan Antonio Callejas

La situación de los cuidados paliativos en España es manifiestamente mejorable. Concretamente, según las estadísticas, solo cuatro de cada diez de los pacientes terminales que necesitan este tipo de cuidados tienen acceso a ellos. Concretamente en España hay 120.000 personas que cada año necesitan cuidados paliativos y solo la mitad de ellos los reciben por falta de dinero o de unidades paliativas. No en vano España está a la cola de Europa (puesto 14) donde solo estamos por delante de Polonia, Portugal, Grecia y Lituania, y, a nivel mundial, ocupamos el puesto 23 en este tipo de servicios así como en el dinero invertido en ellos. Por el contrario, después de la aprobación de la ley sobre eutanasia, nuestro país se sitúa a la cabeza de los países europeos en lo que hace a la promoción de la “muerte a la carta”. Ya decíamos en un artículo anterior que solo tres países europeos (Bélgica, Holanda y Luxemburgo) tienen ley de eutanasia que, junto con Canadá y Colombia, forman el conjunto de Estados con este tipo de ley en el mundo.

Frente a esta realidad, en la población española cada vez es mayor la esperanza de vida (83,5 años en 2018) y junto a este aspecto positivo se van incrementando las necesidades de atención al colectivo de las personas con más edad que, precisamente por tenerla y haber llegado a alcanzar muchos años de vida, necesitan no solo de cuidados especiales en su vida ordinaria sino también en su fase final. Dicho de otra forma: cada vez hay mas personas que llegan al final de su vida con bastantes dolores y limitaciones que hay que paliar y hacérselos llevaderos.

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Ante esta realidad incuestionable en nuestra sociedad quedan dos opciones: o se proporcionan suficientes medios para que las personas que están en su fase terminal tengan el menor sufrimiento posible, algo que, sin duda, es costoso, pero posible y eficaz gracias a los conocimientos científicos de nuestro tiempo; o, por el contrario, no se gasta dinero en quitar el dolor y se le facilita el tránsito ala otra vida lo más rápido posible -y más barato- a través de la eutanasia.

La que acabo de exponer no es solo la opinión de alguien como yo, profesional de la sanidad, que se dedica a la política, sino la de la gran mayoría de médicos que piensan que su labor y función profesional es perfeccionar y aplicar, con la mayor perfección posible, las técnicas médicas hasta lograr eliminar el dolor de forma total en aquellos pacientes ancianos o enfermos sin solución médica. Es decir, mediante la aplicación de la medicación pertinente para que el enfermo en esta situación no tenga dolor y, sin embargo, pueda tener el afecto y compañía de sus familiares, amigos y del medico y enfermeras que en este, como en otros casos, son de un consuelo indescriptible para el enfermo.

Lo que no considero de recibo es no financiar ni por tanto aplicar los cuidados paliativos o hacerlo de forma insuficiente, abocando al enfermo terminal a una disyuntiva infernal e inhumana: seguir sufriendo o morir para dejar de sufrir. Lo razonable, entiendo, es poner a su disposición los paliativos -que quitan el dolor y permiten el acompañamiento- y solo entonces, cuando el enfermo tenga todo eso, que opte, si así lo quiere, a la muerte. Mientras no sea con este condicionante entiendo que su elección no es libre sino totalmente condicionada.

Muy ilustrativo sobre lo que estamos hablando es la entrevista que Jordi Évole hizo al doctor Marcos Gómez, presidente de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos,y que, además, es un referente mundial en paliativos. Este médico tiene a sus espaldas treinta años de dedicación a los cuidados paliativos y afirma que cuando los enfermos llegan, por primera vez, a la unidad de paliativos de los hospitales, digan que se quieren morir porque tienen unos dolores extenuantes y como consecuencia del dolor no pueden dormir. Cuando le pregunto al enfermo, sigue el Dr. Montes, por la medicación que están tomando “me dice que un Nolotil lunes miércoles y viernes de los años bisiestos. En esas condiciones, probablemente yo solicitaría lo mismo. Pero, en el momento en que le aplicas la primera dosis de morfina, ese discurso desaparece y no vuelven a hablar de lo mismo nunca más”.

En esa misma entrevista este médico afirma que la demanda de eutanasia es absolutamente anecdótica en el entorno de los cuidados paliativos bien hechos. Concretamente, en su caso, referido al servicio de paliativos del Hospital El Sabinal, en Canarias, han atendido en estos años a más de 25.000 personas y no ha habido más de tres o cuatro demandas persistentes de eutanasia.

Esta es la realidad de España y, en mi opinión, hasta tanto no podamos ofrecer a los enfermos los servicios de cuidados paliativos adecuados que les permita elegir, con total libertad: entre unos cuidados eficaces -sin sufrimiento, insisto- y la muerte, no considero adecuado despenalizar y legalizar ninguna forma de acabar con estos pacientes salvo que el Gobierno y los grupos que le han acompañado, al aprobar esta ley, haya pensado que la eutanasia le sale más barata que el cuidado con paliativos -los cuidados paliativos de una persona cuestan 10.000€ al mes y una eutanasia 7,28€- y, de paso, “descarga” la cuenta de las pensiones.

Deseo a todos un 2021 lleno de SALUD, SENSATEZ Y LIBERTAD RESPONSABLE.

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