Durante este momento tan excepcional, estamos viviendo acontecimientos realmente muy preocupantes, donde el Gobierno-Estado parece más preocupado en quitar libertades a los ciudadanos, que en buscar soluciones para no llevarnos a la deriva, a una crisis sin precedentes.
Analizando al equipo de gobierno, sólo podemos temer que lo peor está por llegar y es que actualmente, ya existe una sensación de persecución, confrontación y deseo de llevarnos hacia un estado de terror, donde la gente tenga miedo y que cada día sea más dependiente de él.
Actualmente, con un estado de alarma que se prorrogará al menos hasta finales de junio “según los acuerdos que están tomando entre PSOE, ERC y PNV” todo puede ir a peor, con gravísimos recortes en los derechos constitucionales de la población, que sobrepasan los límites del estado de alarma y que sólo se pueden hacer bajo un estado de excepción, con cada nuevo Decreto que han aprobado:
- Suspensión de la libertad de circulación y de reuniones.
- La orden de cierre de determinados locales y espectáculos públicos.
- Paralización de la actividad industrial y comercial.
- La prohibición de desplazamiento a quien tiene dos residencias.
“Se permiten las expropiaciones sin indemnización, se obliga a las empresas a ceder sus recursos al “interés general”, se permite la ocupación de viviendas privadas por un plazo de cinco años y por si fuera poco pretenden democratizar la economía, que sencillamente significa intervenir los mercados, planificando la producción, fijando precios, nacionalizando empresas y controlando los sectores estratégicos como energía, bancos y telecomunicaciones.
Estamos ante una evidente bolivarización de la economía, donde cada decisión parece tomarse de manera impulsiva, sin previo análisis del impacto en la sociedad. Un gobierno que no gobierna y que está gobernado por un comité de expertos, aventureros de la ocurrencia. Quiero creer así, porque si no estaríamos contemplando la mayor obra de ingeniería política hacia un moderno comunismo occidental, con lo que conllevaría tal situación.
“Hay que buscar mecanismos de control, para evitar caer en la tentación autoritaria, donde el Estado no pudiera acabar limitando nuestro modo de vida”
Se ha conjugado la alianza perfecta entre el Camarada Falcon y el Marqués de Galapagar, uno por ser el títere de cualquier ideología a costa de llegar al poder y el otro por pertenecer a un partido financiado por el narco-régimen venezolano.
El objetivo es hacernos creer que la riqueza hay que repartirla y no crearla, donde el Estado será el primer propietario, el primer y único empleador y principal prestamista. Blanco y en botella.
“Según ellos, de toda esta situación saldrá un Estado más fuerte, es decir, un país de funcionarios y la persecución de la propiedad privada”
¿Hablamos de un gobierno socialdemócrata o comunista?
Cuando alguien tiene de socio a un personaje como Pablo Iglesias, quién nos tiene acostumbrados a declaraciones como:
“Toda la riqueza del país debe estar subordinada al interés general”
“El terrorismo tiene explicaciones políticas y apoyo la excarcelación de sus presos”
“La existencia de medios de comunicación privados ataca la libertad de expresión”
“Me siento orgulloso de ser un joven comunista”
“Me emociona ver como pataleaban a un policía”
“No puedo decir España ni comparto su bandera”
“Hay que salir a las calles y si es necesario incendiarlas”
Sinceramente, uno no puede dormir muy tranquilo. Y si a todo esto se le añade una situación en la que todo el poder reside en el gobierno, entonces es cuando el mundo se desvela y es imposible conciliar el sueño.
A día de hoy el Tribunal Supremo y el Constitucional están prostituidos y contaminados con personajes de partido, capaces de dictar sentencias a su antojo. Han manoseado la Abogacía del Estado, convirtiéndola en un instrumento del Gobierno. También han conseguido que el Fiscal General sea uno de sus ministros, por lo que el Poder Judicial está en sus manos.
Respecto al Poder Legislativo, que reside en el Parlamento, a día de hoy y aprovechando el coronavirus, lo han cerrado, por lo que se gobierna a golpe de decreto ley, así que en la actualidad el Congreso y el Senado no sirven para nada.
Su intención es concertar un poder totalitario y con los tres poderes a su servicio y las libertades suspendidas, el cuarto poder “prensa” a quienes han concedido 15 millones de euros, augura que será difícil que haya periodistas dispuestos a criticar al que les da de comer. Esto se llama CENSURA.
Por último, el Ministro de justicia ya ha amenazado con promover leyes para prohibir los bulos informativos, que para el gobierno es todo aquello que pone en evidencia sus actos. Según ellos, un bulo es esto mismo que estoy escribiendo, lo que nos llevaría directamente a la supresión de la libertad de expresión.
Es momento de despertar y luchar por nuestra ”nueva normalidad”
Jesús Gallego