Este sábado llegó el turno de las chicas de El Moral Teatro, dentro de la XXVII Muestra de Teatro Tomellosero. Si ha leído bien, este grupo no puede etiquetarse con un adjetivo como «Local», que simplemente marca un lugar en la geografía, ya que ellas exploran además en las raíces de este pueblo, siendo guardianas de esa historia que no se escribe, dejándola como impronta en cada una sus producciones.
Anoche no fue una excepción: desde el momento en que se abrió el telón el tiempo se detuvo y la tradición se adueñó del público en el mundo de la comedia. Nacido en el barrio de El Moral (cuna de Félix Grande), este grupo es, en mi opinión, la representación más genuina del teatro aficionado de Tomelloso. Gracias a esa estética que las define, las nuevas generaciones pueden conocer aquellas historias graciosas que contaban sus bisabuelos, pintando una sonrisa de consuelo a la dura vida de la labranza.
Dos Paletos en Madrid, de María Fernández, se desarrolla en el salón de una casa de inquilinos en la capital madrilea de los años ’60. La llegada de María, una muchacha del pueblo un poco brusca pero de buen corazón, que ha salido de su hogar en busca de un sustento como criada, pero que, sin saberlo, se confunde su identidad con la de una millonaria y las cosas se complican.
Es Rosa Sáez quien da vida a esta entrañable muchacha, en una estupenda labor actoral desbordante en desparpajo. Acompañan las grandísimas Ana Isabel Villalta, María Isabel López Ortega, Trini López Ortega, Lola Ruiz Paraíso, Carmen Olmedo y Candi Castellanos, todas ellas veteranas en la escena, y con la incorporación de las jóvenes promesas Ana Belén Lozano, Mari Carmen Moreno y Esther Montañés.
Unos días antes nos encontramos con la directora Candi Castellanos y la secretaria del grupo Ana Isabel Villalta, con quienes tuvimos esta entrevista.
Candi, ¿cómo y por qué empezaste a hacer teatro?
De niña me gustaba muchísimo el teatro, en la tele había un programa que se llamaba «Estudio Abierto», donde todas las semanas se presentaban historias de teatro. Me fascinaba el teatro. Años después, cuando mi hija empezó en el Colegio del Barrio el Moral, me encontré con otras madres del curso a las que inquietaba el tema y decidimos formar un grupo.
¿Cómo fue tu infancia?
Mi infancia no fue la de una niña común, mi infancia fue trabajo. A los nueve años empecé a vendimiar con mi padre, que lamentablemente se murió cuando yo tenía doce. Murió y las cosas fueron a peor. Me tuve que ir trabajar a la vendimia en Francia con mis hermanas, recuerdo que íbamos en tren y que me echaban como una maleta, dormía en el viaje sobre el portamaletas con una almohada que me había hecho mi madre. Cuando la vida es tan dura solo te queda reír, por eso este grupo no hace otra cosa que comedia.
Escribes, ¿verdad?
Sí, me gusta escribir. Escribo desde siempre poesía, y este año me he propuesto un nuevo reto: con ayuda de Ana estamos escribiendo nuestra primera obra de autor, siempre fieles a nuestro estilo. Es una historia de aquellos tiempos donde se vendimiaba en mulas y ni siquiera se habían inventado los móviles. Es una historia hecha de pequeñas historias que contaban nuestras madres y nuestras abuelas.
¿Eres consciente de que tu grupo guarda la memoria del pueblo?
Pues sí y no. En principio sé que cojo las costumbres de mi abuelo que trabajaba en el cementerio, era el cuidador. Yo era pequeña y me encantaba ir a jugar mientras él trabajaba, y no era porque me sedujera el lugar, era pequeña para darme cuenta de ello. Lo que me gustaba era ir a escuchar historias, imagínate cuántas y qué tan ricas salen de ese lugar.
Tu abuelo sí que lleva también su propia historia…
Mi abuelo fue el camposantero que, en épocas de sangre para Tomelloso, el cura del pueblo fue fusilado y los verdugos querían quemar el cuerpo, pero mi abuelo se jugó el pellejo y le dio al pobre hombre una sepultura.
¿Te gusta más actuar o dirigir?
Las dos cosas.
Eres el único grupo que llena el teatro todos los años y que hasta tiene sus seguidores en otros pueblos de La Mancha donde habéis actuado, ¿por qué nunca te presentas en certámenes?
Porque no me gustan, no creo en ellos, el principio en mi opinión de los certámenes es presumir y no está en mi presumir. Nosotras queremos que el público se lo pase bien y ría mucho. Esa es mi filosofía. Incluso es así como encaro siempre la lectura de una obra al momento de iniciar un nuevo trabajo: yo pienso como si fuera alguien del público, si yo río, ellos también. No me interesa ganarme un premio por hacer reír. ¿Me entiendes?
Mucho, por eso te admiro. Una última pregunta, este es un grupo de mujeres donde indistintamente representáis papeles femeninos y masculinos, ¿por qué solo mujeres?
No siempre hemos sido solo mujeres, hace algunos años tuvimos actores, aunque ahora ya decidimos no incorporar más. Nos sentimos más cómodas a la hora de trabajar siendo mujeres.
Muchísimas gracias Moral Teatro, ojalá se repita pronto esta muestra tan genuina del humor Tomellosero.