Tradicionalmente las semanas previas a Navidad suelen ser las de más agitación en el sector del pequeño comercio familiar, ya que es en éstas fechas cuando la mayoría compra los regalos de navidad y Reyes, por lo que muchos de éstos negocios, durante ésta campaña que empieza a principios de diciembre y acaba después del 7 de enero, pueden llegar en algunos casos al 35-40% de la facturación anual.
En éste nefasto año 2020, en el que la economía ha sufrido un espectacular retroceso por culpa de la epidemia del Covid, muchos de estos negocios familiares confían en poder recuperarse durante estas semanas.
Hemos visitado varios negocios comerciales familiares de distintas ramas de nuestra ciudad, para intentar conocer el estado del sector, y las distintas estrategias de supervivencia, que hace de éstos valientes pequeños empresarios un ejemplo de superación.
Nuestra intención ha sido conocer con objetividad los retos que se platean desde distintos sectores, a partir de cuatro temas: El balance del año 2020, cómo afrontan la campaña de navidad, Las ventas por internet, y el futuro de los pequeños comercios.
Todos coinciden en que 2020 ha sido un año nefasto por las circunstancias de la epidemia de Covid, y calculan que los ingresos con respecto al año pasado pueden haber bajado entre un 30% y un 50%, ya que hubo dos meses de inactividad comercial, y los siguientes meses la recuperación del ritmo normal fue lenta. También ha sido importante el hecho de que varias fiestas tradicionales (Semana Santa, Romería, Feria, etc.) no se hayan celebrado, al igual que ciertos eventos, cómo las bodas, los cuales son un incentivo importante para el consumo.
Pero lo más importante y positivo que hemos podido comprobar es que todos ellos afrontan con mucha ilusión y energía el futuro inmediato, y confían en que las ventas por Internet no podrán acabar con el trato personalizado y la idea de comprar el producto pudiendo verlo y tocarlo físicamente.
Belén Puerta es la propietaria de mercería «Tere Pelayo» en el centro de la ciudad. Nos cuenta los cambios que han experimentado. Belén dice que la venta de lencería de lujo ha bajado, pero sin embargo han aumentado las ventas de productos más básicos, así como de los artículos de mercería y modistería, ya que con el confinamiento mucha gente ha empezado de nuevo a confeccionarse la ropa. Belén ha notado que las ventas por internet han aumentado lógicamente con el confinamiento, pero cree que la fórmula para sobrevivir está en ofrecer lo que no ofrece la venta on line; trato personalizado, asesoramiento, la posibilidad de ver el producto real en directo, y el componente social del trato entre los vecinos, por eso cree que hay que afrontar el futuro con ilusión.
Carmen Moreno es propietaria de la tienda Bolsos y complementos Martel´lo, Carmen coincide en que la falta de eventos hasta el mes de noviembre ha sido fundamental, pero que no hay que olvidar la situación que tenemos, y a las familias que por desgracia han perdido a un ser querido. Carmen cree que aún hay gente que tiene miedo a entrar a las tiendas a pesar de que se cumplan todas las normas de seguridad sanitaria. Sin embargo ella afronta la campaña de Navidad con mucha ilusión, y cree que después de los meses de confinamiento y pandemia la gente está más ilusionada a volver a celebrar las fiestas y a hacer regalos, por lo que tiene el presentimiento de que va a ser una campaña muy buena. “La clave”-dice-“es seguir dando el trato personalizado que siempre he dado, covertir a los clientes en amigos, mantener la calidad de los productos que ofrezco, y hacer uso de las redes sociales”.
Pilar Morales, propietaria de la boutique “La Cabaña” nos da un baño de optimismo, dice que el mundo evoluciona, y el mercado lo hace de forma paralela, pero reconoce que más allá de los primeros meses del confinamiento en los que los negocios estuvieron cerrados, la vuelta paulatina a la normalidad ha sido muy positiva, e incluso los últimos meses ha notado una mejoría con respecto al año pasado. La clave, según ella, está en ofrecer productos muy exclusivos, de calidad y diseño, ofreciendo aquello que no se encuentra en otros sitios. Proveerse de una gran variedad de producto, y cuidar mucho los detalles y el escaparatismo. “Ha habido otras crisis anteriores a ésta”-dice Pilar- “y siempre la clave de supervivencia ha sido la misma, en lugar de comprar menos mercancía, comprar más. La calidad, la exclusividad, y el trato directo siempre funcionan, y eso no lo puede sustituir Internet”.
Javier y Mari Carmen Correas llevan ya 30 años en el negocio de las telas, regentan “Tejidos Rosario”, un negocio familiar que sus padres comenzaron vendiendo por los mercadillos. Ellos tienen claro que sus ventas importantes suelen ser 4 ó 5 veces al año, y coinciden con ciertas fiestas y eventos, como son los carnavales, la Semana Santa, la Feria y las Navidades. Nos cuentan que durante los primeros meses de la pandemia el bajón fue muy importante, aunque poco a poco fueron remontando, ya que mucha gente aprovechó el confinamiento para coser su propia ropa, e incluso recibieron pedidos on-line. Ellos creen que hay que adaptarse a los nuevos tiempos, y sumar con la venta on-line y las redes sociales.
Jesús Coronado y Carmen Perales abrieron su tienda de instrumentos musicales “La Lira” en 2017, y en este tiempo han tenido que adaptarse y luchar contra la competencia de Internet, y la crisis del Covid de éste año. Nos cuentan que su mayor enemigo es la venta on-line, aunque creen que no es lo mismo comprar una guitarra por catálogo, que ir a una tienda, verla y tocarla, y saber cómo suena. Lejos de asustarse por la situación han abierto una escuela de música para completar su negocio, ya que cómo dice Jesús: “No ha habido conciertos ni eventos, por lo que los músicos no han trabajado, pero sin embargo ha aumentado el número de aficionados a la música”.
Ángel y Miguel Carlos Jiménez Morales, dirigen un almacén de pinturas y productos de decoración, “Pinturas Serrano”. La crisis del Covid les ha afectado bastante, sobre todo al principio, ya que los profesionales del sector dejaron de trabajar, no obstante durante el confinamiento mucha gente aprovechó para pintar sus casas. Ellos consideran que el futuro del pequeño comercio es muy negro, ya que no pueden competir con las grandes superficies y la venta por internet. La apuesta de estos dos hermanos ha sido la de dar un servicio más completo, además de fabricar todo tipo de colores y pinturas por encargo, han añadido todo tipo de productos para decoración: papeles pintados, entarimados, molduras, y cualquier producto de última generación y materiales modernos.
Éstas son las distintas perspectivas y estrategias de algunos comerciantes de distintos sectores. La conclusión que sacamos es que estos pequeños empresarios están hechos de una pasta especial, que representan el espíritu pionero y emprendedor que caracteriza a la gente de nuestra ciudad. Su optimismo e iniciativas ante las dificultades y nuevos retos merecen por parte del resto de vecinos una conducta acorde con ellos. Debemos apoyar al pequeño comercio de nuestras ciudades, porque son los únicos elementos (junto a la hostelería) de conexión social y cultural, además de ser la única fórmula de mantenimiento de la economía local.
Nosotros también queremos ser optimistas, y creemos que la gente volverá a consumir en el comercio local, porque éste garantiza calidad, cercanía y calidez humana.