Tomelloso, aún, cuenta con cientos de solares y cercados que guardan, sobre todo, miles de aparejos, cientos de tractores y decenas de remolques destinados a las tareas agrícolas. Es verdad, que, antes, hubo muchos más, pero durante el «boom» de la construcción bastantes se convirtieron en fantásticas promociones de pisos de 2 y 3 dormitorios o viviendas unifamiliares.
Por lo general, estos cercados, que curiosamente, son llamados «parador/paradores» en otros pueblos cercanos (cada pueblo tiene su propio lenguaje), cuentan con amplia fachada, normalmente, encalada en blanco, y con zócalo y portada, grande, hay que pasar la maquinaria sin problemas, en azul añil, un color seña de identidad de las casas de La Mancha, tanto es así, que un gran vino blanco de nuestra localidad, toma su nombre y color en la botella.
Hubo un tiempo, ya lejano, en que las portadas de estos solares, servían de porterías en partidos improvisados, por entonces las calles de Tomelloso, eran empedradas, o de tierra, y apenas circulaban vehículos que entorpeciesen los encuentros, auténticos campeonatos que montaban los chavales dejando las portadas, a base de balonazos, sin el lustre con el que ahora cuentan, lo dicho, otros tiempos.