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El pueblo de Argamasilla de Alba entrega, a puerta cerrada, la imagen de la Virgen de Peñarroya al de La Solana

La COVID-19 ha impedido la celebración de la romería y el tradicional traspaso de la imagen de la patrona, con la ermita abierta a todos los devotos, que tradicionalmente se realiza este día entre ambos pueblos

Es mucho el fervor por la Virgen de Peñarroya que los pueblos de Argamasilla de Alba y La Solana se han tenido que contener este sábado 12 de septiembre, en el que, a no ser por el coronavirus, deberían haber celebrado una romería en su honor, pero este atípico año, “muy a nuestro pesar”, indicaban las autoridades locales y las cofradías, se ha tenido que reducir al mínimo, tanto en los actos como en la presencia de devotos, pues ha primado, por encima de todo, las medidas preventivas para evitar la propagación de la COVID-19.

A las 13:15 h. en la ermita de la Virgen en el castillo de Peñarroya y a puerta cerrada, ejerciendo de “testigos” el alcalde y el concejal de Cultura de Argamasilla de Alba, Pedro Ángel Jiménez y José Antonio Navarro, respectivamente, y el alcalde de La Solana, Luis Díaz-Cacho; junto a hermanos y cofrades de ambos pueblos, el Hermano Mayor de la Virgen, Cristóbal Jiménez, hizo entrega a la presidenta de la cofradía de La Solana, Rosa Sánchez, de la imagen de la patrona de ambos pueblos, para que la lleven a su localidad y la custodien hasta el mes de enero, en que será trasladada por el pueblo de La Solana de nuevo a su santuario en el castillo de Peñarroya.

Resulta llamativo encontrarse con el privilegiado entorno de Peñarroya, que este fin de semana debería estar repleto de actividad, con miles de personas compartiendo un día de fiesta en honor a su patrona, prácticamente vacío, tan solo con la de los coches que han venido a recoger a aquellos argamasilleros y argamasilleras, que han querido mantener la tradición de realizar andando los más de 12 km. que separan Argamasilla de Alba del castillo de Peñarroya.

Muchos de estos romeros, que desde hace años hacen el trayecto acompañando a la imagen y a los diez portadores que la llevan a pie, se han sentido algo desolados al no poder realizar el trayecto junto a su patrona, como suele ser habitual, en un ambiente festivo, entre chascarrillos, risas y los muchos vivas a la Virgen, a su hijo, al “chatillo” y a los que la llevan… que alegran el camino.

Desde las autoridades políticas y religiosas se ha pedido a todos los vecinos y vecinas que extremen las medidas de seguridad para evitar el contagio y la propagación del virus, y que esta sea la última romería que no pueda celebrarse por la COVID-19. “Con el compromiso de todos superaremos esta situación”.

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