Si el año pasado, tal día como hoy, nos llegan a decir que en un año íbamos a tener que estar encerradas en nuestras casas no nos lo hubiéramos creído. Pero el coronavirus empezó siendo eso que veíamos por la tele en la lejana China y, después en la cercana Italia, para terminar siendo lo que vemos constantemente en nuestros noticieros.
Cientos de personas infectadas, decenas de personas fallecidas a día de hoy y, mientras, nosotras a ratos reímos y a ratos lloramos, estamos en nuestras casas y miramos por la ventana, alimentamos a los pajaritos, limpiamos sobre limpio, hacemos videollamadas, cibercervezas, asistimos a conciertos online, leemos, nos hacemos un cuadrante para ir a hacer la compra y que nos dure lo máximo posible, mandamos ánimos a nuestro entorno, fundimos distintas plataformas de series y pelis y cansadas de todo volvemos a mirar por la ventana.
Algunas, de momento, seguimos yendo a trabajar con todo el cuidado y, a ratos, miedo del mundo. Otras están siendo despedidas, hay ERTE’s, ERES, vacaciones, negocios de personas autónomas cerrados por responsabilidad primero y por obligación después.
Toda esta situación nos va a hacer reflexionar sobre lo que es realmente importante y lo que no. Nos va a hacer valorar cosas, que antes, acostumbradas a tenerlas no valoramos lo suficiente. Desde algo tan imperceptible como es la libertad de movimiento, cuya ausencia te mina lentamente el ánimo casi sin que te des cuenta, a algo que se ha vuelto tan esencial y vital, literalmente, como es la necesidad de una Sanidad Pública fuerte y amplia para poder atendernos con garantías a todos y todas.
Un modelo de sanidad que durante años ha sido denostada y recortada por muchos y muchas de los que hoy puntualmente salen a los balcones a las 20 horas a dar aplausos y darse golpes en el pecho, en un gran ejercido de incoherencia pública y balconera. Años de recortes han hecho que haya menos personal, menos camas y menos medios en nuestros hospitales. Recortes que el propio personal ha denunciado organizándose en la llamada “Marea Blanca”. Nos encontramos con personal sanitario saturado, falta de material adecuado, atasco en la administración por falta de personal. Solo con una sanidad fuerte, con un estado fuerte, con un sistema público fuerte saldremos todas adelante y nadie, absolutamente nadie se quedará atrás.
Como dice el refranero popular no podemos acordarnos de Santa Bárbara solo cuando truena y no podemos acordarnos solo de la Sanidad Pública cuando tiene que salvarnos de una pandemia. Esto pasará y tendremos que seguir defendiéndola. Gracias a todo el personal que trabaja en ella, nunca olvidaremos lo que estáis haciendo por nosotras. Tengamos memoria, tengamos conciencia.