Siempre es así, prácticamente, desde el mismo nacimiento de Tomelloso. El mes de septiembre, a caballo entre finales de verano, y principios del otoño, es el mes, por antonomasia, de la recolección de la vid.
Años buenos, regulares y malos, de todo hay, pero cada vez, nuestras bodegas y agricultores, se preocupan de que sus cosechas tengan una mayor calidad, trabajan, todo el año, en busca de hacer un vino de excelencia, si el tiempo acompaña, está garantizado.
Así que buena cosecha para todos y todas, ya que de ello depende, en gran medida, la economía de nuestra zona. Un «motor» del que, directa e indirectamente, carburan todo lo demás gremios.
Y por cierto, estos días, especial cuidado en la carretera, mucha paciencia a la hora de adelantar a los tractores, siempre cumpliendo las normas de circulación.