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En la sierra de los Molinos de la vecina Campo de Criptana, en esta época del año, apenas hay sombras, únicamente, la que dan los propios gigantes con los que confundió, estos, Don Quijote.

Pero da igual, merece la pena pasar un rato de calor, pues siempre son dignos de admirar, por muchas razones, entre otras, porque te verás metido dentro de la novela más famosa del mundo, concretamente en el capítulo VIII que Cervantes tituló: «Del buen suceso que el valeroso Don Quijote tuvo en la espantable y jamás imaginada aventura de los molinos de viento, con otros sucesos dignos de felice recordación».

Sacarás el móvil o la cámara para capturar ese momento, ¡anda que no han sido retratados veces los molinos desde todos los ángulos!. Y tras el rato de feliz bochorno, no hay nada mejor que refrescar el gaznate en los alrededores, y de paso, seguir teniendo visión, a lo lejos, de estos edificios tan peculiares y famosos a la vez.




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