Momentos de toda índole, se reflejan, a simple vista, en la fachada, y, particularmente, en la ventana. Cientos de días lluviosos, que han oxidado el hierro, jornadas de viento en las que la persiana ha ido deteriorándose, miles de horas con el sol pegando fuerte, dañando la pintura, y alguna que otra nevada han ido conformando la orografía en esta vivienda, dándole un toque bastante peculiar, tanto como para representar un cuadro, tanto, como para hacerle una fotografía y ser protagonista de «una foto a la semana».