PREÁMBULO DEL CAMINO
La antesala del inicio del Camino se fragua el sábado por la tarde en la misa de la Parroquia de Los Ángeles, donde las familias y los amigos nos desean un buen camino.
El grupo formado es un bloque de amigos y compañeros que van a compartir una experiencia muy especial para cada persona. Del grupo inicial de 21 integrantes se han descolgado dos personas, una por motivos de enfermedad a la cuál les vamos a desear una pronta recuperación. Todos los componentes están afectados por estas repentinas bajas, esperan que Pilar se recupere pronto y que Apolonio la cuide muy bien.
Los peregrinos que van a iniciar el camino se fotografían con las camisetas que llevaran en cada etapa agradeciendo la colaboración de los patrocinadores.
PRIMER DÍA DEL CAMINO
Eran las 7 horas del 14 de julio, y un grupo reducido de familias se agolpaban en la puerta de la Iglesia para despedirse de este terna de valientes peregrinos que partían hacia una travesía desconocida, en la cual no saben a ciencia cierta que es lo que se van a encontrar.
Lo curioso de los inicios es que hay nervios en la partida, algunas personas no saben si van a estar a la altura de las circunstancias, y quieren responder a las expectativas suscitadas.
Lo más bonito es compartir los miedos y ver que hay gente que tranquiliza y sosiega a las personas más nerviosas. Y lo más normalizador es ver que todos son iguales y parten con las mismas desventajas o las mismas capacidades.
El viaje se inicia a las 8 horas y la primera parada es en León, alli se come y se visita la Catedral. Es un privilegio ver la compenetración del grupo, y ver que todo el mundo está con todo el mundo. Y lo más bonito es ver que todos se ayudan mutuamente, cada persona aporta lo bueno que tiene dentro para darselo al prójimo.
Prosigue el viaje y 13 horas después se llega a Villalba, dónde se descansa, se cena y se prepara la mochila para el primer día del Camino.
Este primer día uno de los objetivos conseguidos es que el bloque acepte que todos somos iguales, y las 6 personas con discapacidad que están dentro del.grupo son iguales que el resto de integrantes. Con la salvedad de que ellos no quieren decepcionar al grupo y están perfectamente preparados para estar a la altura de las circunstancias.
Las personas con discapacidad tienen que demostrar el doble que una persona normal, porque ellos no deben de fallar ni lo más mínimo, ya que la gente ya acepta que pueden fallar por tener discapacidad, y ellos no se lo pueden permitir. Esperamos que con esas duras etapas de entrenamiento realizando 14 km en 2 horas sirvan para demostrar que tienen la capacidad suficiente para llegar al final del camino como el resto de la gente.
Mañana empieza lo duro y os lo contaremos con pelos y señales.
Luis Ballesteros Martín de Almagro