Eran las 4:30 horas de la madrugada, la noche estaba cerrada, había algo de niebla al principio y chiribiri después que cayo sobre nuestras cabezas y el grupo de valientes partieron con sus linternas a recorrer 20 km.
Los pasos de los peregrinos se acompasaban con la respiración, y las pisadas caían sobre la tierra sonando como si se rompieran las hojas secas. Con paso firme y decidido se realizó 10 km en menos de 2 horas. El ritmo era frenético para entrar a las 10:30 en la Plaza del Obradoiro. Y los tiempos se iban cumpliendo con rigurosidad británica, ya que a las 8:15 horas llegamos al Monte do Gozo y de allí hasta la Catedral nos quedaba el Camino más fácil.
A las 10:25 horas el grupo de peregrinos Tomellosero llegaba a la magnífica Plaza del Obradoiro y allí nos esperaban los cocineros y nos fundimos en abrazos y besos.
El reto se había conseguido, quién lo diría que por segunda vez un grupo de personas con discapacidad y sin discapacidad bajo la misma bandera, bajo el mismo estandarte iban a completar la proeza de 120 km.
Lo más gratificante es el esfuerzo realizado, la satisfacción del deber cumplido, el tener fé en llegar hasta el final. Los abrazos y la alegría desbordaron los corazones de los valientes caminantes y la felicidad irradio todo nuestra alma.
Por la tarde fuimos a comprar unos regalos y después fuimos a cenar dónde reímos todos juntos.
HISTORIAS DE VIDA
Carmen Cobo lloró durante el trayecto por lograr esta azaña a su edad.
De Mario Román, nadie daba un duro por él y se lo ha currado el solito y ha callado muchas bocas que las personas con discapacidad son iguales que las personas sin discapacidad.
Antonio Martínez volvió a reeditar por segundo año su gran forma física.
Luis Carlos Pradillos consolidó todo lo que andá por Tomelloso durante todos los días.
Ángel Nicolás Carretero, gran amante del campo y de conversaciones largas, rememoro el éxito del año pasado.
Antonio Martínez Belmar logró su proeza de caminar 120 km por el campo.
Oscar y José Antonio volvieron a demostrar sus condiciones de atletas.
María José López disfrutó muchísimo de los parajes y paisajes de Galicia.
Lucía Carrasco y Sonia redondo se hicieron buenas amigas e inseparables y consiguieron llegar hasta el final.
Carmen Díaz demostró a mucha gente que quién quiere puede y ella quiso desde el principio.
Carmen María Serrano quiso hacerlo por su hijo este año y debido a su lesión a prometido volver el año que viene para terminarlo.
Rocío Castro, con grandes convicciones religiosas, ha experimentado una experiencia única e irrepetible que sin duda volverá a repetirlo, ya que lo hizo por encontrarse a si misma
Mercedes Ramírez vuelve a generar la satisfacción de cuidar al grupo, de mirarlo, de quererlo y de ser parte esencial del Camino.
Antonio López, ideólogo de esta aventura vuelve a realizarlo está vez desde la intendencia y asesorando al grupo para alcanzar la meta.
Valeria quiso experimentar está experiencia para hacer las paces con Dios y por encontrarse a si misma.
Luis Ballesteros Martín de Almagro