El día comienza a las 5:30 horas, cuando el equipo guía se levanta para preparar el desayuno, y las bolsas de los peregrinos, a las 6 toca la diana para el resto del grupo.
Hoy es un día especial, es el día del Carmen y nuestro grupo contiene 3 Carmenes muy especiales, el despertar es diferente, puesto que hay infinidad de besos por esta efeméride, a esta celebración le viene la establecida por el equipo guía, de despedirse con besos y abrazos.
Comienza la etapa a las 7:02 horas y los primeros kilómetros discurren paralelos a la carretera nacional y cuando llevábamos 3 kilómetros tenemos una baja inesperada, nuestra Carmen María tiene un dolor muscular en la parte posterior del muslo que le impide continuar con el grupo y decide regresar al albergue. El grupo continua consciente de que estos accidentes pueden ocurrir a cualquiera del grupo, es por lo que nos ponemos en la piel de los compañeros.
Salimos de la Nacional cruzamos un paso a nivel con un tren que en ese momento llega y tenemos que apremiarnos para cruzar con celeridad. Una vez cruzadas la vías del tren nos adentramos en un paraje vegetal cruzando el río Parga.
Prosigue la marcha y nos encontramos con peregrinos de Inglaterra que nos desean buen Camino, después de andar 19 kilómetros durante 4 horas y media y cruzar con caballos, toros y mulas llegamos al albergue.
El Camino se hace duro y el grupo espera a los más rezagados, porque tenemos que hacer grupo, y nos ponemos en la piel de los demás.
Allí nos esperan los cocineros para darnos la buena nueva, Pilar está recuperada y le han dado el alta y regresa a su casa.
En el Albergue comemos, descansamos y jugamos, porque el ambiente es inigualable, el buen rollo irradia y empapa nuestra alegría.
HISTORIA DE VIDA
La historia que hoy nos conmueve es la de Mario Roman un chaval de 17 años que ha decidido hacer el Camino por empecinamiento de su madre y que en los entrenos pocos creían que fuera capaz de avanzar en las etapas y de momento está demostrando que quiere y que puede, su viveza, fuerza y pundonor son encomiables y demuestra a propios y extraños que es uno más del grupo sin ningún tipo de privilegios.
La lección que nos ha brindado es que si tienes fe puedes alcanzar tu objetivo. Y en el caso de Mario tener fe tiene más mérito, porque se declara agnóstico y sin embargo está mañana ha reconocido que creé en Dios, cuando hace 2 días, en la comida nos hablaba de la teoría creacionista y del origen del universo con el big bang.
Mario es especial y nos hace ver cosas en nosotros de forma diferente, la visión que el tiene es desde un prisma sin contaminación y eso lo hace ser especial. En la vida no todo es negro o blanco y Mario ha reconocido que el Camino le ha enganchado y que el año que viene repite.
Mucha culpa de esto la tienen sus padres, especialmente su madre, mujer luchadora por los derechos de su hijo y que aboga por la Inclusión social y ve en este camino todos los requisitos para alcanzarla.
El Camino nos enseña cómo es la vida y nos alecciona para siempre ponernos en la piel de los demás.
Mañana nos espera una de las etapas más duras 25 kilómetros y muchas subidas y bajadas.
Necesitamos vuestro aliento y apoyo.
Luis Ballesteros Martín de Almagro