El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha elogiado este jueves la «fortaleza» de la Constitución Española «por encima de las coyunturas políticas», ha apostado por celebrar esta efeméride «más allá de los ruidos, los titulares y las proclamas» y ha avisado de que fuera de la Carta Magna «no hay nada que discutir».
Durante su intervención en las Cortes en el acto de conmemoración de la Constitución Española, García-Page ha recordado que las instituciones tienen «que estar muy por encima de las diatribas políticas» y que la responsabilidad de un gobierno «no es cumplir la Constitución, que es algo «de perogrullo», sino «hacer cumplir» ese texto.
Así, ha asegurado que fuera de la Constitución «no solo se puede hablar, se debe hablar, pero una cosa es la conversación, la charla, el diálogo y otra la negociación». «Necesitamos hablar mucho entre todos», ha añadido, convencido de que al celebrar la Carta Magna «la validamos», pero ha avisado de que, «si en un momento determinado hay que apelar a la opinión del pueblo, solo cabe una opinión, que es la de todos los españoles».
«No se puede consultar ni opinar por partes, sobre el todo hablamos todos», ha prevenido el responsable castellano-manchego, que ha considerado que no resultará de ayuda «si nos movemos en terrenos de ambigüedad o en el de ‘ya veremos'» en este ámbito. Como ejemplo, ha recalcado que en España «no hay presos políticos sino políticos que están presos por haber incumplido la ley».
Dicho esto, ha definido como «generosa y acogedora» la Constitución Española, recordando cómo desde su proclamación, este país se ha modernizado y reivindicado a sí mismo muchas veces a lo largo de su historia y aunque «algunos ven precipicio todos los días, nosotros no lo vemos». De ahí, que haya invitado «a mirarnos a nosotros mismos como país como nos miran los de fuera».
IR AL CONGRESO CON MENTALIDAD DE ESTADO
Emiliano García-Page ha aludido a su presencia en el acto homenaje a la Constitución que se celebrará este viernes en el Congreso de los Diputados, sede de la soberanía nacional, para instar a «cada uno de los que van a Madrid» a hacerlo «con mentalidad de Estado».
En este punto, ha señalado que «no es bueno», que «un partido que considera al Congreso no como la representación del pueblo español sino como el mercado en el que cada uno va a hablar de su pueblo» y, a su juicio, «supone un reto tremendo a un país donde no puede haber dos tipos de representación», unos que acuden a hablar de España y «otros solo de lo suyo».
Esto, ha manifestado, le lleva a la contradicción de pensar «si los que defendemos a España en cada territorio desde nuestras siglas no tenemos que representar a veces también un interés territorial», rechazando «que un diputado con muy pocos votos termine condicionando más la política española que dos millones de personas en estas Cortes».
Finalmente, ha confesado que afronta estos días «con la sonrisa» de haber visto cómo sus hijos han vivido, al amparo de la Constitución, «infinitamente mejor que sus padres», al igual que él respeto de los suyos, y se ha mostrado seguro de que «con los mismos mimbres» con los que se ha llegado a 41 años, se pasará el testigo a las nuevas generaciones para que puedan discutir «con el mismo nivel» que hasta ahora.