En apenas dos semanas decidiremos democráticamente en manos de quién ponemos el gobierno de nuestros municipios y de nuestra Región.
Nos jugamos mucho en estas elecciones porque los gobiernos municipales y autonómicos son los responsables últimos de diseñar e implementar las políticas de cercanía, las políticas que más tienen que ver con la vida cotidiana de la gente.
El gobierno regional decide sobre las condiciones, los modelos y las infraestructuras de la educación pública… o privada, con la que se forman nuestros hijos, la juventud y el futuro de Castilla-La Mancha. También es responsable de garantizar y gestionar una sanidad pública de calidad que atienda una prioridad esencial para todas y todos nosotros… o de derivarla a empresas privadas que hacen negocios con nuestra salud.
Las políticas de igualdad de oportunidades… o de exclusión, el cuidado de las personas y la sostenibilidad del mundo rural… o su abandono, poner en marcha las infraestructuras que realmente necesita nuestra gente y nuestra tierra… o infraestructuras como aeropuertos, puentes hacia ninguna parte y otras que, además de tremendamente costosas, han resultado completamente inútiles. Porque además de las políticas concretas, la mayor responsabilidad de un gobierno es tener una idea, una visión, de presente y de futuro.
Es el gobierno -en contacto con la sociedad civil- quien debe liderar la hoja de ruta del bienestar, la prosperidad y el progreso de una región. En definitiva, nuestro bienestar y progreso, presente y futuro, dependerán en gran medida de quienes gobiernen a partir del 26 de mayo nuestra Región y sus municipios.
Y aunque siempre habrá quien defienda que poco importa quién gobierne, «que todos los- partidos son iguales», quisiera defender exactamente la posición contraria. Cuando hablamos de gobierno no es lo mismo, ni da lo mismo, quién asuma esta responsabilidad. Y no lo es porque hemos visto, a lo largo de estos años, que cuando algunos hablan de nuestros derechos realmente están pensando en sus negocios, que no es lo mismo. Y no es lo mismo, porque hay quienes dicen representar a los ciudadanos, pero representan los intereses privados de quienes les han puesto ahí para velar por su interés particular.
Partidos, además, que presumen de no tener ideología, aunque lo que parece del todo evidente es que no tienen ideas propias, que no es lo mismo. No da igual, porque algunos a los que habréis votado muchas veces creyendo sus promesas de cambio y progreso social, no han hecho otra cosa que frustrar las expectativas puestas en ellos a base de excusas e incumplimientos sistemáticos. Pero ya no hay por qué votar sabiendo que nos defraudarán, y esperando sólo a comprobar cuándo. Ha llegado la hora de prometer menos y cumplir más, porque no es lo mismo y porque ya no nos da igual.
Creo, honestamente, que sólo hay dos formas de estar en el gobierno. La primera sigue presa del amiguismo y de las viejas o nuevas redes clientelares organizadas. La segunda es la de un gobierno que no llegue con hipotecas ni ataduras, que tenga libertad para decidir; que quiera y pueda gobernar para todas y todos por igual, protegiendo a quien más lo necesita, garantizando condiciones de vida, de formación y de empleo, de emprendimiento, etc. ¿Creen ustedes que es lo mismo?
Por eso nosotros, en esta campaña, nos hemos propuesto hablar menos y escuchar más, para hacer más. Ya hemos demostrado, y queremos seguir demostrándolo, que allí donde estamos en el gobierno, no es lo mismo. Por eso no da igual quién forme gobierno, porque no es lo mismo.