La transición energética es uno de los mayores retos a los que nos enfrentamos como humanidad. Nuestro modo de vida, el crecimiento económico, el comercio mundial y la misma revolución tecnológica, estarán determinados por la manera en la que afrontemos la implantación de un nuevo modelo energético sostenible.
Avanzar hacia una economía baja en carbono no es una opción. Es una obligación. En primer lugar, porque la mitigación y adaptación al cambio climático exigen, reducir de forma sensible las emisiones de gases de efecto invernadero. Si no somos capaces de hacerlo, el progreso económico global será imposible, nuestro modo de vida se verá seriamente afectado, y nuestra continuidad como especie también se verá amenazada.
Pero la transición energética hacia un modelo basado en las energías limpias, también tiene una vertiente económica. Reducir nuestra dependencia energética pasa necesariamente por apostar por fuentes de energía con las que contamos en el territorio. El sol, el viento o el calor de la propia tierra son recursos ilimitados con los que contamos, en contraste con los combustibles fósiles que hemos de importar de otras zonas del mundo, a menudo geoestratégicamente inestables.
De esta manera, avanzar hacia nuestra autonomía energética se convierte en un factor determinante para la competitividad de nuestra economía. En la medida en que seamos capaces de avanzar en tecnología, para aprovechar al máximo los recursos con los que contamos, estaremos en disposición de disminuir los costes energéticos de nuestras empresas y hogares, con lo que eso significa para la mejora de nuestra competitividad global.
Castilla-La Mancha ha afrontado este reto desde el principio. Nuestra tierra fue pionera en el desarrollo de energías renovables, lo que nos situó en una posición de liderazgo. Lamentablemente, la pasada legislatura, los gobiernos nacional y regional entorpecieron este desarrollo mediante normativas que dificultaban la generalización de las energías limpias y el autoconsumo por parte de familias y empresas.
El Gobierno del presidente García-Page ha retomado el impulso que Castilla-La Mancha nunca debió perder. Recuperar nuestra posición de liderazgo en materia de energías renovables ha estado en el corazón de nuestra estrategia de recuperación económica desde el primer momento. Por eso, hemos adaptado nuestra normativa para facilitar la ubicación en nuestra tierra de instalaciones de producción de este tipo de energías, lo que se traduce en hechos como que el 73 por ciento de nuestra potencia instalada sea de origen renovable, mientras que a nivel nacional lo es del 49,5 por ciento, o que produzcamos energía de fuentes renovables en una cantidad equivalente a la que consumimos.
Nuestra opción por hacer de la transición a un nuevo modelo energético una de nuestras primeras prioridades, también se plasma en los 119 expedientes de nuevas instalaciones de energías renovables que tenemos en tramitación en la actualidad, de los que 39 verán la luz ya este año. El conjunto de estos 39 proyectos supondrá la instalación de más de 1.000 Mw nuevos, lo que solo en el caso de la energía fotovoltaica duplicará en 2019 la potencia instalada que Castilla-La Mancha tenía hasta la fecha.
Todo ello en una región que lidera la producción de energía solar fotovoltaica, que se sitúa en segunda posición en energía eólica y tercera en termosolar. El compromiso de Castilla-La Mancha con un nuevo modelo energético se está plasmando también en la reducción de emisiones. Desde 1.990, en España las emisiones han aumentado un 15,8 por ciento, mientras que en nuestra comunidad autónoma las hemos reducido en un 2 por ciento.
Pero la transición energética va más allá de las grandes instalaciones de producción de energía a las que antes hacía referencia. Todas y todos debemos actuar para hacer un mundo más habitable. Administraciones, empresas y familias también tenemos mucho que decir, y sobre todo que hacer.
Por este motivo, la eficiencia energética y el autoconsumo energético han estado también en el centro de nuestra estrategia. Desde el inicio de la legislatura, hemos destinado más de 10 millones de euros a ayudas al ahorro y la eficiencia energética, la adquisición de vehículos eficientes, el establecimiento de puntos de recarga y el fomento del autoconsumo para más de 4.500 hogares, PYMES y ayuntamientos, y en las próximas semanas, resolveremos una de las convocatorias más ambiciosas hasta la fecha, que nos permitirá invertir 19 millones de en la mejora de la eficiencia y el autoconsumo de nuestros municipios.
También en el primer trimestre del año, pondremos a disposición de las empresas de Castilla-La Mancha 825.000 euros para el fomento de las energías renovables, y 350.000 euros pare el establecimiento de nuevos puntos de recarga para vehículos.
Castilla-La Mancha está a la vanguardia en transición energética. Nuestra opción por las energías limpias muestra nuestro compromiso con la sostenibilidad global, con la competitividad de la economía y, en definitiva, por nuestro modo de vida, sin dilapidar los recursos que debemos entregar a nuestras futuras generaciones.