El acusado de agredir sexualmente a una chica en el baño de un bar de Ciudad Real ha asegurado que la relación fue consentida, que no forzó «a nadie» y que él es inocente del delito por el que ha sido juzgado este martes en la Audiencia Provincial, juicio que ha quedado visto para sentencia.
El acusado ha admitido que los hechos ocurrieron sobre las 11.00 horas del 3 de agosto de 2018 cuando se encontraba en un bar de Ciudad Real con la víctima, a la que acababa de conocer al haber sido presentados por un conocido de ambos.
Sin embargo, su versión difiere de la denunciante en que mostrara interés en establecer una relación más intima con ella y que tuviera alguna muestra de «intimidad o cariño». Al contrario, ha relatado que fue ella la que le propuso consumir una raya de cocaína en el baño. «Fui detrás de ella para decirle que yo no consumo, la puerta nunca se cerró, nunca forcé a nadie», ha manifestado ante la sala, a lo que ha añadido que una vez en el baño se pusieron «cariñosos» y «paso lo que no tenía que haber pasado» a tenor de lo acontecido posteriormente.
El acusado ha insistido en que ella sabía a lo que iban y que «cuando uno fuerza a otra tendría que tener alguna señal física», además se ha escudado en el hecho que la puerta quedó sin cerrar y si «hay una agresión una pelea o jaleo y la puerta estaba sin cerrar se hubieran enterado el resto de personas que estaban a esa hora en el establecimiento».
Ha resaltado también el hecho de que una vez que tuvieron el «encuentro sexual» ella se quedó un rato en el bar. «Cuando una persona no se siente a gusto con otra se marcha», ha añadido.
Del mismo modo, ha manifestado que se enteró de todo a la noche siguiente porque el amigo en común le avisó de la que la chica lo había denunciado, añadiendo que no entiende por qué tardó más de doce horas en denunciar y por qué en lugar de ir a la policía se fue a trabajar. Además, ha alegado en su defensa que él en ningún momento se ha negado a nada en la investigación y que se sometió voluntariamente a las pruebas que se le solicitaron.
«PENSÉ EN MIS HIJOS Y ME QUEDE BLOQUEADA»
Una versión muy diferente y coincidente con el escrito de la Fiscalía es la que ha dado la mujer, que ha relatado cómo ese 3 de agosto acudió al bar de tapas con intención de tomarse un café con un amigo y compañero de trabajo y que cuando llegó este estaba con el acusado y se lo presentaron.
Ha señalado que en principio mantuvieron una conversación cordial y que su amigo entraba y salía del bar y en esos momentos que se quedaron solos el acusado comenzó a hacerle «gestos cariñosos» y ha puesto como ejemplo cachetes en los glúteos. Ha continuado que llegó a sentarse en un taburete porque se sentía incomoda con esos tocamientos y como no cesó, decidió meterse en el baño, pero que cuando iba a cerrar la puerta llegó el acusado y fue cuando comenzó a forzarla intentando subirle el vestido y bajarle las bragas y finalmente consumó la relación «eyaculando sin usar preservativo ni nada».
«No acordamos nada para ir al servicios juntos y le dije que parara, que me dejara en paz», ha continuado, añadiendo que se quedó atrapada entre el lavabo y el cuerpo del acusado. «No podía moverme, pensé en mis hijos, me quedé bloqueada y en blanco», ha comentado, lamentando no saber reaccionar y ha alegado tener miedo, que se veía «incapaz de huir».
A continuación, ha explicado que cuando salió del baño no se quedó en el bar, como ha manifestado el acusado, sino que se fue muy nerviosa a trabajar, que incluso su amigo le preguntó que qué le pasaba y que ella no le dio explicaciones en ese momento, sino que se lo contó por la noche junto a su hermana y que ambos le recomendaron que denunciara. Además ha querido dejar claro que esa mañana en ningún momento había consumido cocaína, aunque sí lo hubiera hecho la noche anterior.
EL AMIGO EN COMÚN «NO VIO INTIMIDAD»
Unos términos que ha corroborado en su declaración el amigo en común tanto de acusado como de la denunciante, aunque ha alegado que en ningún momento vio que «hubiera algún tipo de intimidad» o que la chica se mostrara incomoda. «Mantenían una conversación cordial» ha contado, añadiendo que luego él salió a fumar y que cuando volvió a entrar al bar la vio «nerviosa» y le dijo que se iba, así como que no escuchó ni vio nada raro.
Sobre el acusado, ha añadido que no lo ve una persona agresiva aunque puede intimidar por su tamaño.
También ha declarado el dueño del bar, que ha confirmado que no vio ni escuchó nada raro, que se enteró de lo sucedido cuando al día siguiente llegó la policía y que se quedó «a cuadros» porque para él había sido «una mañana más» y no había visto u oído nada extraño.
De su lado, el agente de la policía científica que fue a examinar el lugar de los hechos ha manifestado que el baño ya estaba limpio cuando llegó, pero que no se veía ningún signo de violencia.
Los peritos forenses, por su parte han calificado de creíble y coherente el relato de la chica, indicando que ella misma les reconoce que no ha habido violencia ni fuerza física, a lo que han concluido que «se vio desbordada por la situación y no supo reaccionar». Por otro lado han explicado que no observaron ninguna patología mental severa pero han asegurado que no tiene «una capacidad intelectual alta».
OCHO AÑOS DE PRISIÓN POR AGRESIÓN SEXUAL
Tras los testimonios de los testigos y de los peritos la Fiscalía se han mantenido en su calificación de los hechos como constitutivo de un delito de agresión sexual y ha continuado con su petición de ocho años de prisión ya que ha considerado que han quedado acreditados los hechos.
En primer lugar por la declaración de la denunciante, que en su opinión manifestó claramente que no quería mantener esa relación pero que se vio atrapada por las características del habitáculo y la diferencia física. «En ningún momento accedió, pero no tenía espacio para resistirse y la inutilidad de su resistencia y el temor a que le pasara más hizo que reaccionara como lo hizo», ha explicado la fiscal a la sala.
Se ha mantenido también en la petición de que se imponga al procesado la prohibición de aproximación a la víctima, su domicilio, lugar de trabajo o cualquier otro en el que se encuentre a una distancia inferior a 300 metros, así como la de comunicarse con ella por cualquier medio o procedimiento, ambas por tiempo de 10 años. Además de la indemnización de 12.000 euros por daños morales.
La acusación particular, por su parte, se ha adherido a las peticiones y el relato de la Fiscalía. En su discurso ha intentado mostrar la falta de coherencia del relato del acusado y defender la postura de su defendida apoyándose en las diferentes declaraciones de los testigos que han corroborado la salida del baño «muy nerviosa y temblorosa». Se ha mostrado seguro que los hechos han «quedado perfectamente acreditados» y que las peticiones están «ajustadas a derecho». Además ha aludido a condenas anteriores del acusado relacionadas con violencia de género.
«SE INTENTA METER EN PRISIÓN A MI CLIENTE POR SER GRANDE»
La defensa, finalmente, ha pedido la libre absolución de su defendido. «Se va intentar llevar a prisión a mi cliente porque es grande», ha acusado explicando que es «deportista, portero de discoteca y buena gente» y que si algo ha quedado en cuestión es la credibilidad de la joven y de su amigo resaltando las contradicciones en sus declaraciones.
Se ha mostrado convencido que la relación fue consentida y que «por los motivos que sea, ha decidido acusar a mi defendido». Ha incidido en el cambio de declaraciones de la joven, algo que en su opinión pone en cuestión su credibilidad, y no ha visto justo que el elemento principal de la acusación sea la corpulencia del acusado si «se ponen sobre la mesa la falta de gritos y de violencia».