El Vicente Cano es un centro de Educación Secundaria en Argamasilla de Alba, con alrededor de 400 alumnos matriculados entre ESO, Bachillerato y FP, que ha sido pionero en la región en implantar un Plan de Convivencia entre los alumnos como base para la adaptación y la mejora de su rendimiento académico.
Según su director, Juan Francisco Berzosa, «al no disponer de una Ley Educativa que trascienda los distintos Gobiernos que van entrando, se presta demasiada importancia a temas como el porcentaje de horas en catalán o el tema de la religión, que son importantes, pero dejan de lado algo tan importante en el día a día de las aulas, como es la convivencia entre profesores, alumnos y familias.
Mejorando la convivencia en las aulas, mejoraríamos los resultados académicos, porque un chaval que esté motivado, cómodo y feliz en el aula tendrá mejores resultados que uno que vaya a desgana, que esté siempre buscando bronca». Para eso existe un decreto de convivencia, que el instituto considera básico.
Una muestra de que se lo toman en serio es que ya hace más de diez años que fueron galardonados con el Premio Regional de Convivencia, en su primera edición en 2017, por haber establecido un «plan de convivencia», una forma de establecer disciplina en el centro enseñando a los alumnos en positivo, mediante premios, siempre con la intención de «mejorar la convivencia y los resultados académicos, que son las dos cosas más importantes de un centro educativo».
Gracias a la colaboración entre el Ministerio de Educación y el de Servicios Sociales, y como parte del plan de convivencia, durante varios años contaron con una educadora social cuya tarea era atender los problemas de los alumnos, tanto entre ellos como con los profesores y con sus familias. «Cuando conoces las vidas de algunos alumnos se te cae el alma al suelo, es imposible que el muchacho pueda rendir. A veces, la convivencia en las aulas pasa por mejorar la familia».
Asimismo, se hace hincapié en la intermediación de conflictos, creando equipos formados por padres, educadores y alumnos para resolverlos.
Otra iniciativa es la figura del ‘alumno ayudante’, «al que los alumnos pueden acudir en caso de tener un problema personal o con otro compañero, porque a veces resulta más complicado pedirle ayuda a un adulto y es mejor que sea a un compañero». En este caso, tienen en consideración las TICs y los peligros que conllevan en cuanto a «problemas en las redes, suplantación de identidades, comentarios negativos, y estos alumnos ayudantes reciben formación especial para informarles de los peligros».
Una parte muy importante del plan es el ‘Concurso de Convivencia’, en el que diferentes sectores del centro (profesores, personal de limpieza, jefatura de estudios, tutores,…) valoran la actuación de cada grupo mensualmente. «Por ejemplo, los alumnos deben subir las sillas a las mesas cuando se van, para que el personal de limpieza lo tenga más fácil. Las ventanas hay que dejarlas cerradas. El aula debe estar limpia, sin papeles en el suelo. Se trata de tener un poco de civismo y el personal de limpieza es el encargado de valorar este aspecto. Por su parte, el profesorado valora la puntualidad, el interés, la participación o el cumplimiento de las normas, principalmente. Jefatura valora los partes de incidencias de los profesores y la implicación del grupo en la organización de actividades que requieran su ayuda.
En las tutorías, se valoran los resultados del grupo, a modo de autoanálisis». Algo que concede puntos es, por ejemplo, la mejora de un grupo respecto al mes anterior, por lo que conlleva de consecución de objetivos.
El premio se divide en dos categorías: por un lado, están los cursos de 1º y 2º; por otro, los de 3º y 4º. Al final de curso, con la colaboración del Ayuntamiento, se otorga un premio: puede ser algún bono para la piscina para cada uno o una excursión a algún parque temático. Antes, cuando teníamos más presupuesto, había una excursión con una noche». La clasificación se muestra en un panel informativo situado en la entrada del instituto.
El departamento de orientación es el que se encarga de coordinar todas las actividades en este sentido, «que no solo imparte charlas de concienciación sino que fomenta que otros estamentos e instituciones, a nivel local y regional, participen en la impartición de talleres de prevención o mejora. Sin embargo, requiere de la implicación de todos los departamentos del centro para «conseguir que la convivencia mejore».