Un grupo de investigadores de Castilla-La Mancha, compuesto por cinco personas –un veterinario, una ingeniera, un economista, un abogado y un físico– han desarrollado una máquina que contiene plasma frío y con la que se podría ayudar a curar enfermedades como el cáncer o la diabetes.
«Hemos empezado por animales porque es más rápido y tenemos un apoyo de la Clínica Estrella, de Miguelturra (Ciudad Real)», ha manifestado Megía, que ha detallado que ya han curado, entre otros animales, a un perro que tenía heridas crónicas en las patas. «Durante tres años el dueño le ha dado antibiótico y le ha llevado con calcetines porque no se le curaban las heridas, pero nosotros le hemos curado», ha dicho.
Pero la idea de estos científicos es que pueda llegar a usarse esta técnica en humanos porque por un lado «cura heridas de úlceras provocadas, por ejemplo, por la diabetes», y por otro «ayuda a matar las células cancerígenas pero no afecta a las sanas».
Según ha explicado esta ingeniera, «cuando las células cancerígenas se reproducen dejan expuesto el ADN del cuerpo humano y ese es el momento en el que entra el plasma» para matar el tejido.
Puede incluso acabar «con las bacterias resistentes a los antibióticos», con «problemas dermatológicos» y, además, «limpiar lechos tumorales», de tal manera que en cánceres de alta reincidencia como el de mama o el de pulmón «se asegura que no vuelvan a surgir».
GANADORES DE UN NEOTEC
El desarrollo de su primer prototipo les hizo merecedores de una ayuda Neotec, el premio «más competitivo para empresas emprendedoras en tecnología», según Ana Megía, que otorga el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI). Con el dinero recibido elaboraron este producto comercial.
Además, el proyecto ha recibido apoyo regional por parte del Instituto de Finanzas de Castilla-La Mancha y varios grupos de investigación tanto españoles como extranjeros se han interesado en este desarrollo y se plantean usarlo en sus investigaciones.
EL 99% DE LA MATERIA DEL UNIVERSO ES PLASMA
Tal y como ha explicado esta investigadora «el plasma es el cuarto estado de la materia» y el 99 por ciento de la materia es plasma. «Las estrellas, el Sol, las auroras boreales o los rayos, son plasma, y también las luces de neón», ha explicado.
El problema, ha continuado Megía, es que está «extremadamente caliente, a unos 2.000 grados» y por eso no se había podido utilizar para la medicina. Fue en la década de los 90 cuando un científico de origen tunecino dijo que el plasma tenía «propiedades desinfectantes» y podría usarse en tratamientos médicos.
Sin embargo, hasta el momento, científicos de todo el mundo habían producido plasma con gases nobles como el helio, el neón o el argón, «pero la eficacia de estos gases es limitada con respecto a la del plasma de aire».
A raíz de ahí comenzaron diferentes estudios para enfriarlo. En este contexto es en el que comenzaron a trabajar, hace ya tres años, estos cinco compañeros que han elaborado el primer equipo comercial capaz de producir un flujo continuo de plasma de aire suficientemente frío –450 grados– como para hacerlo compatible con los tejidos vivos. El resultado, ha comentado, es todo un «éxito» por el que están «muy contentos».
Se trata, ha concluido, de una tecnología «pionera» a nivel mundial que podría revolucionar la medicina porque «se prevé que el plasma frío llegue a ser tan conocido como el láser» y se estima que para 2024 este negocio mueva 1.300 millones de dólares, según un estudio publicado por MarketsandMarkets, ha reseñado Ana Megía.