El acusado de matar a su mujer y su hijastra en Daimiel (Ciudad Real) en febrero de 2017 manifestó a los agentes que procedieron a su detención que había hecho «lo que tenía que hacer». Una frase que tanto los guardias civiles, como los policías locales que acudieron momentos después de los hechos, han corroborado que M.J.Y.M espetó tras pedirle uno de los agentes que tirara el cuchillo, que aún tenía en la mano.
Inmediatamente lo soltó «sin oponer resistencia» y fue detenido, han apuntado, para coincidir en sus declaraciones durante la tercera jornada del juicio con jurado popular que se está celebrando en la Audiencia Provincial de Ciudad Real, que «no estaba alterado, ni fuera de sí» y que en todo momento mantuvo «un comportamiento correcto».
Aunque en un primer momento se acogió a su derecho a no declarar, ha explicado uno de los agentes, posteriormente «recapacitó» y admitió que «era culpable de matar a dos personas, su esposa y su hijastra, por temas económicos, que no podía más y que se había buscado la ruina», culpabilizando a su esposa de «gastos excesivos» y mostrando arrepentimiento.
La primera hipótesis de la investigación es que hubo una discusión entre el acusado y su esposa y la hija de ésta se entrometió, por lo que mató primero a la hija y después fue a por la madre, a la que hirió dentro del piso y persiguió en la huida de ésta por el rellano del bloque.
Los testigos se han ido sucediendo en la jornada de este miércoles presentando una situación muy diferente a la que el acusado y la defensa han expuesto en días anteriores. Han declarado la psicóloga del Centro de la Mujer de Daimiel y las amistades del bar que frecuentaba con asiduidad la pareja.
TENÍA UNA ACTITUD MUY RARA DÍAS ANTES»
La psicóloga del Centro de la Mujer ha explicado cómo a principios de febrero la víctima acudió a una cita «nerviosa» y que le contó que llevaba dos semanas con «muchísima tensión» porque veía a su marido muy «intranquilo» y la machacaba psicológicamente y la insultaba.
Asimismo, ha relatado que admitió que tenían problemas económicos y que su marido le había planteado el divorcio y que la había echado de casa. «Me dijo que había mirado un piso pero que necesitaba un aval y que las cosas cada vez estaban peor», ha añadido.
Un asunto, el del alquiler de un piso, que ha corroborado el dueño de una inmobiliaria local. El día de la muerte, había quedado con ella para firmar el contrato.
Una situación que también han confirmado varias testigos que conocían a la pareja del bar al que acudían frecuentemente y que ha contado cómo al principio iban siempre juntos los dos y cómo llegó un día en el que la esposa empezó a decir que las cosas «iban mal».
«Estaba preocupada y tenía miedo porque últimamente tenía una actitud muy rara», ha explicado en referencia al acusado, que había empezado a insultarla diciéndole «mal bicho». «Pero esto se va arreglar el lunes que voy a la inmobiliaria a firmar un alquiler», han contado que les dijo la víctima.
«ESTO ME VA A TRAER CONSECUENCIAS»
Ambas han coincidido en narrar lo sucedido semanas previas y como todo se desencadenó a raíz de que el acusado acudió a su hermano a pedirle ayuda por sus problemas económicos y volvió planteándole el divorcio y echándola de la casa.
Las testigos, por separado, han explicado que el domingo, jornada previa a los hechos que se están juzgando, fue a ver a su familia y que él se agarró al tirador del coche preguntándole que a donde iba. Le contestó que a donde «la querían», cuando regresó por la noche no la miró, así que ella se fue al bar expresándole a sus amistades tras: «Esto me va a traer consecuencias». A pregunta de las partes, las dos han confirmado que el acusado tenía móvil, y no trabajaba.
La sesión ha comenzado con la declaración de la cuñada y a la vez esposa del hermano del acusado, que ha confirmado la versión de la defensa destacando el carácter dependiente y sin iniciativa de su familiar. Ha descrito al acusado como una persona «que no muestra sus sentimientos», que se mantiene en «una situación plana incluso en circunstancias graves».
Ha reiterado los problemas mentales de su cuñado, cómo su esposa dilapidó los ahorros de «toda una vida trabajando», descuidó la salud mental del procesado e hizo todo lo posible para quedarse con todas sus posesiones llegando inducirle a hacer testamento en su favor.