Más allá de la estadística esto significa que si en tu familia sois cuatro miembros uno de ellos tiene o tendrá algún trastorno. Si en tu grupo de amigos sois ocho, dos de vosotros viviréis en primera persona una enfermedad mental. Si en tu clase sois 32 alumnos, ocho vais a pasar por una problemática relacionada con la salud mental. Es posible que seas tú, o tu hermano, o tu hijo, o tu amigo. Puede que sea más o menos grave o que se trate de un episodio aislado y que no se repita nunca o, por el contrario, que tengas que vivir toda tu vida con ello.
Hoy, 10 de octubre, se celebra el Día Mundial de la Salud Mental.
Y, si las cifras son tan altas, si todos conocemos a alguien que ha pasado por una problemática de este tipo, ¿por qué no se habla más de ellas? Porque reconocer que se padece una enfermedad “de la cabeza” implica sufrir estigma.
Pero tener depresión no es ser vago.
Sufrir ansiedad no es ahogarse en un vaso de agua.
Pasar por un brote psicótico no te convierte en un protagonista de una película de terror.
No hablamos de locos, hablamos de personas, como tú.
Y le puede pasar a cualquiera en cualquier momento de su vida, sin importar su educación, nivel económico o estado sentimental.
La literatura y el cine han contribuido a crear una imagen deformada de los enfermos mentales, de hecho, la misma expresión “enfermo mental” se usa irresponsablemente como insulto. Los medios de comunicación se apresuran a relacionar los trastornos mentales con las noticias más desagradables y los políticos hablan alegremente de bipolaridad o esquizofrenia para describir determinadas situaciones, no hay más que buscar en Google, hay ejemplos para todos los gustos. Todo esto contribuye a la estigmatización de las personas que lo sufren, estigmatización que lleva al silencio y silencio que aleja a estas problemáticas de la normalización.
Nadie cuestiona a un enfermo de cáncer pero sí se hace con alguien de baja por depresión. Nadie le dice a un amigo que se ha roto una pierna que no se esfuerza lo suficiente. Y nadie tiene miedo de un amigo que se ha resfriado. Además vivimos en una “happydictadura” rodeados de mensajes que animan a alejarnos de la gente triste, tóxica, o con problemas y, por cierto, los problemas mentales no se contagian. Y con esto vuelvo al principio, para que reflexionemos hoy, 10 de octubre, pero también el resto del año porque es muy probable que alguien muy cercano a ti esté pasando ahora, hoy, por un trastorno, diagnosticado o no, habla con él o con ella, porque hablar normaliza y eso sí que ayuda. O quizá seas tú mismo. Pues no eres el único, una de cada cuatro personas pasa por lo mismo que tú.
Gracias a Pablo, orientador del IES Airén, y a Chelo Olmedo.
Talía Nieto Hernandez