Hoy hace 4 años nos dejaba uno de los grandes poetas del siglo XX

A mediados de los años 50 y tras trabajar de jornalero y enamorarse en Tomelloso, Grande se mudó a Madrid donde comenzó su ascenso meteórico para convertirse en uno de los poetas y flamencólogos más reconocidos a nivel nacional e internacional

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Tomelloso es reconocida por la ‘Ciudad del Vino’ pero entre sus vecinos más ilustres se encuentran escritores, poetas y pintores que, sin dudad alguna, pasarán a la historia en sus respectivos ámbitos de trabajo. Félix Grande nos dejo hace justo hoy 4 años pero su legado permanece en la memoria de todos los tomelloseros y también a nivel nacional.

Grande, cuyo apellido le hace justicia, nació en Mérida (Badajoz) pero pronto cambió las tierras extremeñas por la llanura manchega, llegando muy pequeño a Tomelloso junto con su madre y donde residía su abuelo. Una vida dedicada a la literatura y la poesía donde fue contemporáneo de grandes autores, poetas, ensayistas y narradores que, al igual que Félix Grande, formaron parte de la Generación del 50, apodados ‘Hijos de la Guerra Civil’ . En esta generación, Félix Grande coincidió y aprendió del también poeta Eladio Cabañero, con el que mantenía una gran relación.

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A mediados de los años 50 y tras trabajar de jornalero y enamorarse en Tomelloso, Grande se mudó a Madrid donde comenzó su ascenso meteórico para convertirse en uno de los poetas y flamencólogos más reconocidos a nivel nacional e internacional. En 1963 obtuvo su primer premio, el Adonais por ‘Las Piedras’ en el que la soledad era el late motiv en el que se apoyaba Grande. También era un autor prolífico en narrativa donde también consiguió varios premios, uno de ellos fue el premio Eugenio d’Ors por su novela Las Calles.

Se puede decir que Grande paso por diferentes estados poético desde la inspiración de Antonio Machado para escribir sus obras de tinte social hasta la vuelta de turca del lenguaje y el erotismo. Polifacético como pocos en sus obras en 1978 ganó el premio Nacional de Poesía. Aficionado a la música y guitarrista empedernido, como flamencólogo escribió obras sobre García Lorca, Paco de Lucía o Camarón de la Isla, siendo miembro de la Cátedra de Flamencología y Estudios Folclóricos.

En 1978, su buena mano para la poesía se detuvo con ‘Las rubáiyatas de Horacio Martín’ y no fue hasta 2010 cuando volvió a las andadas de los versos cuando incorpora en la antología ‘Biografía’ su poema ‘La cabellera de la Shoá’. En 2011 terminó su larga lista de poemas con Libro de Familia, su última obra antes de fallecer. Casado con la también poeta Francisca Aguirre y teniendo como legado a su hija, también poeta, Guadalupe Grande, sus restos reposan en Tomelloso, tierra de la que estaba profundamente enamorado.

Hoy se cumplen cuatro años de su muerte y Tomelloso recuerda a uno de sus poeta más ilustres con diferentes homenajes todos los años, pero el sello de Félix Grande permanecerá en la memoria de Tomelloso, donde este año se le levantará una estatua en el barrio José María del Moral, donde estaba su casa.

Asó lo recordaba el escritor y amigo de Félix Grande, Arturo del Villar: «Debo escribir las palabras más tristes este 30 de enero en que ha muerto mi amigo Félix Grande, uno de los poetas más honrados a los que he tenido la suerte de conocer. Su honradez consistía en aplicar la ética a la lírica, de manera que su obra escrita refleja las vicisitudes de nuestro tiempo, que resulta ser un tiempo de crisis»

Un poeta inolvidable que enfrentó la vejez con su mejor arma, la poesía.

Cuando me tienda en la vejez
como en un mal cerrado sepulcro
maldeciré tu nombre

Sólo porque esta noche
enajenado y absorto en tu cuerpo
he deseado que fueras eterna

y no sabía si pegarte o llorar.




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