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Hasta el 28 de Enero se expone en el Museo López Torres la muestra conjunta de pintura, escultura y fotografía de Marcelo Grande y Javier Carrión. Si vive usted en Tomelloso no se puede perder este evento que resume la evolución del excepcional arte engendrado por su ciudad en tres generaciones consecutivas. Y si acaso no es usted vecino, pero es un amante del arte y del turismo regional, le recomendamos se anime a dar un paseo hasta esta ciudad de La Mancha, disfrute de las hermosas instalaciones que ofrece el museo Lopez Torres y por supuesto se sorprenda con una muestra plástica de excelencia.
Grande y Carrión. Ambos prolíficos y polifacéticos son sin duda dos los artistas nacidos en Tomelloso, con más proyección profesional.

¨El artista debe arriesgarse a ser diferente¨

Marcelo Grande ha expuesto sus pinturas en Madrid, Barcelona y New York entre otras ciudades del mundo. También trabajó en cine como director artístico, he incluso ha sido nominado al Goya por diseño de vestuario. Como escenógrafo ha destacado en la puesta en escena de óperas de gran éxito. Es el único escenógrafo español que ha montado ocho óperas en el Liceo de Barcelona.

Javier Carrión, por su parte, ha ilustrado libros de ensayo, novelas, poemarios, catálogos artísticos, entre otros la biografía “Antonio López García. El pintor retratado”. F.J. López Arribas. (Ed. Soubriet, 1999). Ha realizado trabajos de investigación histórica y artística, algunos han sido publicados en forma de libro, “Muñoz, cien años de fotografía en Ciudad Real”, Ed. Soubriet, 2000. Otros como artículos periodísticos, “Retratos y Diálogos”, conversaciones fotográficas con 25 artistas castellano-manchegos, con exposición en la Universidad de Castilla-La Mancha. En la actualidad, Javier Carrión realiza trabajos de calidad para empresas de sectores muy variados como, moda, estilismo, blog´s, Mercedes Benz Fashion Week Madrid, Revistas y con Diseñadores nacionales (Montag73, Ulises Mérida, Icône de Style, etc…).

Esta tarde me he reunido con ambos, en una charla informal, café de por medio. Hago una primera pregunta para romper el hielo.

¿Qué música escuchan para inspirarse?

La respuesta es inmediata.

JAVIER CARRIÓN- Definitivamente Patrick Watson, Adventures in your back yards.

MARCELO GRANDE- Cualquier canción de Tom Waits.

Seguimos charlando sobre aquel crítico de música que calificó la voz de T.Waits como añejada en bourbon y luego arrojada a la calle para que la pise un coche. Nos reímos y entonces aprovecho para lanzar una nueva pregunta, que también tiene que ver con esas ¨imperfecciones¨ que sumadas conducen a un nuevo nivel de ¨perfección¨.

Señor Marcelo Grande, sus obras llevan un sello propio, un estilo técnico donde usted literalmente rasga el lienzo de sus pinturas. ¿Podría contarnos algo de esa dimensión? ¿Dónde nace? ¿Cómo se presentó la primera vez?

MG– No lo siento como técnica sino como lenguaje. Con los años fui perdiendo la vocación del clásico, me di cuenta de que para ser artista hay que arriesgarse a ser diferente. Me interesé entonces por la textura, obviamente el abstracto hubiese sido el camino más fácil pero no era lo que yo buscaba, soy un pintor figurativo pero tampoco quería simplemente reproducir una imagen. Jamás podría pintar un paisaje, fundamentalmente porque me aburro. El rasgado es para mí una búsqueda, un llamado que viene de la propia obra por sorpresa. Tampoco es mi único lenguaje, no todos mis cuadros están rasgados, no me gustan las fórmulas, yo dejo que siempre sea la obra la que me conduzca.

¨El artista debe arriesgarse a ser diferente¨

La mayoría de sus obras están hechas con los envases vacíos de la pintura utilizada en obras previas. Más allá del reciclaje se puede sentir un paso de un ritual de inmortalidad de sus trabajos ¿Es así?

MG– (ríe) Algo así. Lo intuyo como prolongar un trabajo, cada pieza de material que haya pasado por mis manos es parte de mí y de mi tiempo. La obra desaparece para que aparezca una nueva. Aprovecho hasta el material que cae de las rasgaduras porque ellas también son un período de mi vida.

¿Cómo se las arregla entonces como escenógrafo? Allí esa libertad de búsqueda se limita

MG– La verdad es que en el camino creativo el argumento no es tan importante, partimos de una idea global acotados por cosas más bien prácticas, por ejemplo no puede haber escalinatas. Y también aparecen imprevistos que guían el proceso, recuerdo una vez en un montaje de la Traviata donde se nos ocurrió llenar el escenario de hojas secas al final. Estuvimos un año buscando hojas y cuando llegó el momento no se utilizó porque la cantante tenía alergia. En otra oportunidad, trabajé en una ópera donde la gran Fiorenza Cossotto interpretaba a una bruja que debía hacer un conjuro sobre un caldero. Yo había puesto el caldero a la izquierda sin embargo ella en el ensayo se dirigió directamente a la derecha y así lo repitió tres veces más ignorando por completo el atrezzo. Finalmente alguien se acercó y me explicó que los fans de la cantante se sentaban siempre a la derecha y por eso ella cantaba de ese lado. ¿Lo ves? Cosas impredecibles terminan moldeando una idea inicial.

Sigo preguntando a Javier Carrión cuyas obras no pasan desapercibidas a ningún espectador, claramente escapan al canon clásico que sólo busca belleza, la provocación a la reflexión es inmediata, sepa o no la persona de arte. Uno de sus trabajos más impactantes es ¨Rosita Calamidad¨, el retrato de una mujer caribeña con una mirada tan triste que arranca lágrimas. Es una imagen con mucha historia ¿Sería tan amable de compartir esa historia con los lectores?

JC– Ese trabajo en particular surgió de la colaboración en el último disco de Sole Giménez, artista a la que admiro de toda mi vida. La consigna era hacer un retrato de mujer para la canción ¨Me equivoqué¨. Inmediatamente pensé en Marta, una mujer cubana que vive en Tomelloso. En el estudio empezamos a escuchar música para que entrara en el papel y de pronto ella se llevó las manos a la cabeza. Su historia personal de exilio y separación de sus hijos afloraba en su memoria, en ese momento yo no sabía que estaba pensando, pero algo en su interior estaba hablando sin palabras. La cuestión es que cuando la foto llegó a Sole Giménez inmediatamente recibí su llamada, lo primero que me dijo fue ¨Tenemos un problema con esa foto, le has puesto rostro a otra canción, Rosita Calamidad¨. De pronto un concepto que yo desconocía hizo contacto con mi intuición, como dice Marcelo, la obra se adelantó a mis propósitos.

¨El artista debe arriesgarse a ser diferente¨

En la muestra usted presenta dos series fotográficas, una es ¨Paisaje Interior¨ hecha en locaciones naturales al aire libre, y la otra es ¨Retratos¨ completamente de estudio. ¿Cuál de las dos le resultó más difícil?

JC– Sin dudas trabajar en el exterior, no por el imprevisto sino porque se trató de algo muy personal, En ¨Rostros¨, mi objetivo final ha sido conocer a la persona, sacar algo que lo identifique, conseguir un trozo de verdad, pues así también ha sido mi exploración en ¨Paisaje Interior¨, que aunque sean paisajes, no deja de ser una serie de retratos de mi propio mundo interno. Durante tres inviernos recorrí todos los días el mismo camino circular, esperando que algo sucediera. Hubo días en que me pasaba 6 o 7 horas caminando en búsqueda de esos detalles del entorno en sincronía conmigo mismo. Luego comencé a colgar esas fotos en Instagram y ocurrió algo maravilloso, comencé a recibir comentarios de gente a la que le gustaba mi obra y encontraban en ella significados diferentes al mío. Ese feed-back me animó a continuar con la exploración de lo que luego se materializó en las fotos que hoy se presentan en el museo López Torres.

Unas personas se acercan para darles la enhorabuena por la exposición, entonces Marcelo Grande me dice:

¿Sabes una cosa? Esta es una muestra muy sincera de mi trabajo por eso me gusta que la gente la vea y que le guste, pero además está sucediendo algo sorprendente, la gente ve cosas en mis pinturas que yo mismo no había visto, ahí están esos elementos, partes que reconozco de mi a través del público, eso me retroalimenta como artista.

Y con estas palabras cierro esta entrevista y me quedo con muchas más preguntas y respuestas que en un futuro se publicarán. No dejen de ver esta muestra, en especial con vuestros hijos, el arte no es belleza, también se explica, se entiende y se vive.




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