En el segundo día de aventura el frío ha dado algo de tregua a nuestra expedición. Bordeando el río Miño, los miembros de AFAS se adentraba en un bosque tan frondoso, que el propio eco del agua servía de acompañamiento al canto de los pájaros que se sincopaban con los latidos de sus respiraciones.
Pero toda luz tiene su sombra, y nuestros protagonistas vieron los estragos que la mano del hombre puede hacer a la naturaleza, haciendo acrecentar la conciencia sobre el cuidado del medio ambiente, sobre todo en días como hoy día de la naturaleza.
El duro camino de 7% de pendiente trae las confidencia de los compañeros de este viaje, que hace que pasen de ser amigos, a formar lazos de fraternidad. Se afianzan lazos entre Emilio, Ángel Nicolás y Luis Carlos. El contraste del secano de la mancha con los terrenos verdes de Galicia hace recordar a Nicolás, que su pozo en 1975 tenia agua a 5 metros. Tenia, porque ya no tiene.
Hoy comerán en un merendero cerca del albergue. En un día tan señalado como lo es hoy, de la naturaleza, es uno de los mejores planes.