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viernes, 27 diciembre
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[FOTOS] Un paseo por la Feria de Tomelloso

Cuando se cumple un mes de la pólvora con el pueblo oliendo a mosto, recordamos la pasada Feria

Pues sí, ya hace un mes que estábamos atendiendo a un gran pregón e inaugurando la feria con la pólvora. Pero hoy, 31 días después, ¡cómo pasa el tiempo! Tomelloso anda de lleno en las labores de la vendimia y huele a mosto por todas las calles de la ciudad.
Seguro que cada uno de nosotros tiene en el recuerdo las vivencias de su particular feria y de las formas de vivirla de crío, de mocete -lo que vine a ser joven-, y ahora ya, con una familia formada. Son miles de vestigios diferentes, algunos parecidos y otros que se juntan en este paseo por el recinto ferial de nuestro pueblo. Comencemos…

Si entras por la puerta principal del parque, lo primero que verás será la zona de los turrones: tenemos el duro, el blando, el de avellanas, almendras garrapiñadas hechas “in situ”. Las bolsitas de gominolas, los “tronquitos” de regaliz de medio metro, los cuescos. Esto y más es lo que te venden los turroneros durante las fiestas, y algunos que aguantan unas semanas más conviviendo en nuestra ciudad.

Llegarás a un lateral repuesto de tiendas de juguetes, con sus potentes luces blancas haciendo que todos los niños y niñas miren ensimismados, y algún que otro grande, también, rememorará sus tiempos en los que, con algo de suerte, les caía algo. Los pequeños tiran de la mano de sus padres en dirección a las muñecas, cochecitos, trenes, tambores, peluches, camiones, etc. Y todos con la misma frase: ¡Quiero eso! Y la misma respuesta por parte de toda madre o padre: “Espérate al último día, que todavía queda mucha feria”.

Y con ello, llega el correspondiente enfado por no conseguir el objetivo, que en realidad se pasa rápido, pues llega la hora de montar los coches de choque, la clásica mini-noria, el tren de la bruja, la olla loca, el tokito, el eterno Látigo -siempre colocado en el mismo sitio; de hecho, el año que no venga, sentiremos un gran vacío en nuestra feria-, los toros y su tribu comanche, el saltamontes, el barco pirata, las colchonetas, el dragón y un montón más. Así que volvemos a una típica frase de estos días: “Piénsate bien dónde vas a montar, solo en dos cosas, ya subirás en más el día del niño”.

Entre la zona de juguetes y la de atracciones pasarás por el bingo: “primera bola, primer número, el 7, 22, 43, a la venta los cartones para la próxima partida, el 12, 27, 35, 16, ¡venga que nos vamos a Ruidera! El 10, 23, 49 ¡Bingo! Han cantado bingo a la bola 49, comprobamos, no tiren sus cartones”. Así, todos los años, esta familia viene a Tomelloso a repartir peluches, pequeños electrodomésticos y alguna que otra televisión o artículo de moda en las partidas especiales.

Siguiendo el recorrido, te encontrarás con la tómbola, sí, esa que en su día estaba todo el tiempo: ¡y otro perrito piloto, qué alegría, qué alboroto! Luego pasaron a dar la “mountain bike”, el Pou (que resulta ser la mascota con forma algo escatológica de un videojuego), el reproductor mp3, y así todos los años, regalo estrella a la última, y como dice en el luminoso: ¡siempre toca!

Si te ves con ánimos o quieres demostrar tu pericia, intentarás sacar algún peluche o bufanda en las grúas, pescarás patos, la pesca de patos, toda la vida colocados en el centro del recinto. Probarás puntería en los dardos, te convertirás en deportista en el tiro a canasta o intentarás meter un gol de a Keylor Navas o Ter Stegen. Si te quedan ganas, probarás una carrera en los camellos ¡al ataque! Y si no has conseguido nada, siempre tendrás la caseta de las cuerdas para tirar y sacar un regalo sí o sí, sin emoción, pero tiene su clientela.

Los tomelloseros, tomelloseras y visitantes no nos iremos de la feria sin tomar un pincho y botellín, porque no hay feria que se precie sin este ritual. Igual que es poco probable que solo tomes uno, siempre caerá alguno más, porque es feria, y hay que hidratarse y alimentarse bien, ya vendrá en unos días la dieta estricta. Este año hemos echado de menos la tasca de la “Bandola” tras muchos años de presencia en el recinto, la costumbre era pasar cerca y que el olor a moruno entremezclado con las sardinas asadas te invadiese por unos segundos, ¿verdad?

En lo alimenticio, hay mucha variedad en el ferial, con el pollo asado, el pincho y el botellín, porque raro es la feria en la que no te comas uno. También andan cerca las hamburgueserías y puestos de patatas asadas, mención especial para los puestos de berenjenas, que aunque van quedando menos, aún quedan supervivientes. Si eres valiente, puedes comerte una ahí mismo -con cuidado de no mancharte-, pero por si acaso, está el trapo a cuadros para limpiarte, aunque mejor, sustituirlo por el rollo de papel. Y para terminar, hay que refrescar el gaznate con un trago de la bota de vino, tendrás una voz sabia a tu lado que te dirá: “Ten cuidado con la bota, ¡que tú no sabes!, y como te manches la camisa, eso ya no sale”.

Siempre, en estos días de fiesta, te encontrarás con algún “tomellosero/a ausente” que hace coincidir sus vacaciones en la última semana del mes de agosto. En Tomelloso se vuelve a casa por Navidad, y por la feria”. Te contarás lo que te ha acontecido la vida en estos 365 días del año, y te emplazarás, si la salud lo permite, hasta el próximo año.
También en nuestra feria tenemos una zona de “cacharros”, menaje de todo tipo, sartenes, cuchillos, cazuelas, etc. Esta zona va menguando con el paso de los años, o por falta de vocación, o porque ya no se compra tanto como antes. Recuerdo de pequeño que ese recorrido a mis hermanas y a mí se nos hacía eterno, pues estábamos deseando ir a subir a las atracciones. Al otro lado del recinto ferial tenemos otra zona de puestos, siempre llenas de camisetas de fútbol, en las que no faltan los nombres del momento: Cristiano, Messi, Griezman… Asimismo hay gran surtido en bolsos, mochilas, relojes, ¡todo bueno, bonito y barato!

Mención especial al puesto de gofres que hay cerca del baile del vermú, ¡cómo huele, qué ricos!. Otro de los clásicos de estos días. Casi siempre hay hacer cola para pedir, pero merece la pena la espera. Seguramente, como comento con amigos y familiares, los dueños del negocio no tienen feria más rentable que ésta. ¿Están de acuerdo?
La feria parece que cada año se vive algo más de día, con el baile del vermú y su acertada ubicación en el centro del parque. Si se te alarga el mediodía, puedes quedarte tomando mojitos y bailando hasta la noche con la orquesta o dj´s de turno.

Y ya, para los más jóvenes y valientes, tenemos la zona joven, es decir, los chiringuitos. ¿Quién o quiénes no escuchan el sonido de la música desde su casa en cualquier zona de Tomelloso? La fiesta está asegurada hasta el amanecer, y si te queda algo de fuerza, podrás tomar un tentempié antes de volver a casa en los sitios que queden abiertos; resaltar en este momento para tomar un rico chocolate con churros en cualquier churrería del recinto.

Y con todo esto, ya hemos dado una vuelta por toda, o casi toda la feria. El año que viene, si no pasa nada, volveremos a dar otra vuelta.

 

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