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viernes, 19 abril

La Venía V: La construcción del embalse de Peñarroya, por Ismael Morales Muñoz

Ante las inundaciones y la demanda de los municipios de Argamasilla de Alba y de Tomelloso se decidió construir en la cabecera del Guadiana Alto el Embalse de Peñarroya. Los primeros pasos para su construcción datan de 1915. En aquel año se emitió un escrito al Ministro de Fomento solicitando que: “para completar las dotaciones del Canal del Gran Prior y del Príncipe Alfonso se ordenase el estudio de una presa en el Estrecho de Peñarroya, o de varias escalonadas aguas arriba del mismo” (Almagro, 2006: 180). En noviembre de 1917, el ingeniero de la División Hidráulica del Guadiana, Rafael de la Escosura, entregó su proyecto de “Pantano en el Estrecho del Castillo de Peñarroya”, que permitiría regar una superficie de 8.300 ha entre los términos municipales de Argamasilla de Alba, Tomelloso y Campo de Criptana bajo el lema “la política hidráulica es fuente de riqueza” y que transformaría las “tierras pobres en campos ubérrimos y fecundos”.

En 1944 se encontraban realizados el camino de servicio a la presa, los pabellones, la casa escuela, lavadero, el canal de desviación del Guadiana Alto, las casetas de obra, las dos ataguías necesarias para poder cimentar en seco, línea telefónica y energía eléctrica desde la central de San Luis (Ruidera) (Figura 1). Las obras continuaron y el convencimiento de que el Embalse era la solución definitiva para los municipios de la vega era recogido por la prensa: “La obra del Pantano de Peñarroya interesa a todos. Su construcción evitará el peligro de inundaciones en Tomelloso, latente desde hace siglos”, describiendo esta situación de euforia colectiva y social (Lanza, 31-12-1946).

La Venía V: La construcción del embalse de Peñarroya, por Ismael Morales Muñoz
Excavación de la presa y canal semicircular de desviación – LANZA 1944

Desgraciadamente, en marzo de 1947 se produjo la última gran inundación del Guadiana Alto (la “venía”). Por lo tanto, la regulación de las inundaciones hasta la finalización de las obras de Peñarroya pasaba por el diseño de proyectos de defensa y contención de aguas. En enero de 1948 una posible solución al problema de las inundaciones fue recogida en Lanza “Posible solución al problema de las inundaciones de Tomelloso y Argamasilla de Alba” (13-01-1948). El “Proyecto de defensa de Tomelloso y Argamasilla” diseñado por Navarrete (ingeniero de la División Hidráulica del Guadiana) defiende que ante la incapacidad de desagüe del Malecón es necesario acondicionar de nuevo el canal, incrementar el volumen del Gran Prior y reconstruir el canal abandonado del Príncipe Alfonso, empleándolo como canal de riego y de defensa frente a inundaciones o lo que es lo mismo “construir un cauce artificial entre Tomelloso y Argamasilla, capaz de eliminar las avenidas extraordinarias, conduciéndolas hacia un punto pasado Argamasilla”. En febrero de 1949, el periódico Lanza publicó la noticia sobre la aprobación de un proyecto de defensa que nunca se llevó a cabo:“Cerca de dos millones de pesetas para defender a Tomelloso y Argamasilla de Alba de las inundaciones”.

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Proyecto de Defensa de inundación de Tomelloso-Argamasilla de Alba – LANZA 13-01-1948

En 1953, el Lanza relata la visita del Gobernador Provincial a las obras del pantano, afirmando que daba un plazo de seis años para la finalización de las obras de la Presa de Peñarroya, que transformaría los terrenos “baldíos en pródigos y fértiles” (Lanza, 27/07/1953), potenciando la industria agrícola y el abastecimiento de los municipios, convirtiéndose en el motor de crecimiento de los mismos. Estas declaraciones políticas eran consecuencia de la política hidráulica nacional de desarrollo de los años 50, en los que tuvo lugar la Declaración de Alto Interés Nacional de Colonización de la zona de La Mancha (BOE; 124, de 4 de mayo de 1951), la Ley de Expropiación Forzosa (16/12/1954) y la Ley de Saneamiento y Colonización de los terrenos pantanosos del Guadiana, Cigüela y Záncara (17/07/1956), que favoreció la puesta en riego de extensas superficies durante las siguientes décadas, a la que se sumó el área de Peñarroya tras su inauguración en mayo de 1959: “El Pantano de Peñarroya, una de las más fecundas realizaciones del Régimen en nuestra provincia” (Lanza, 23-06-1961) (Arjona, 1961).

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Presa del Embalse de Peñarroya

Sin embargo, desde el punto de vista patrimonial, la construcción del Embalse supuso el final del Canal del Gran Prior, de toda la actividad hidráulica y de los usos del suelo tradicionales de la vega.

La Venía V: La construcción del embalse de Peñarroya, por Ismael Morales Muñoz

Bogas Bus

En palabras de Díaz-Pintado: “Cuando empezó a embalsar el Pantano de Peñarroya, en la parte alta, el agua fue cubriendo vegetación, caminos, huertos y casas. Al poner en marcha la amplia ramificación de acequias, fueron arrasando las antiguas regueras y así, lo que fuera un verde vergel, pronto se convirtió en desolador desierto lleno de zanjas, barrancos y montones de leña procedente de los árboles cortados” (Díaz-Pintado, 1997: 158). A partir de estos años la expansión del regadío fue generalizada en toda el área de La Mancha, dando inicio a una nueva etapa de agricultura moderna y capitalista caracterizada por el monocultivo del viñedo y los regadíos.

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Imagen actual de la vega de Argamasilla de Alba
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