Si has estado pendiente de la prensa regional, habrás visto que últimamente se habla mucho sobre la plaga de conejos y las protestas de los agricultores. De hecho, en la mañana de ayer se vivieron momentos muy tensos durante una manifestación organizada por la Plataforma de Afectados en Toledo.
¿CUÁL ES EL PROBLEMA?
Desde SomosCastillaLaMancha, hemos hablado con una agricultora que nos ha explicado el origen del problema:
El exceso de la especie de conejos de monte afecta a las viñas porque el animal se come los brotes que van naciendo, impidiendo que se desarrollen las hojas por donde respira la viña. Esto provoca que el agricultor pueda perder la plantación completa, lo que supone no solo una pérdida económica sino patrimonial, ya que las viñas quedan destrozadas.
Hasta el momento, algunos afectados han optado por invertir en protectores especiales para sus terrenos, pero a pesar de que ayudan, no consiguen paliar el problema. A día de hoy, la plaga está tan extendida que esto ha pasado a convertirse en un grave problema debido a que la especie se come casi todos los cultivos.
De hecho, los conejos pueden encontrarse en algunas zonas clave, como son las carreteras públicas, las cercanías a los trenes y el alud. En todas ellas, abundan las madrigueras.
¿QUÉ PIDEN LOS AGRICULTORES?
Por su parte, los agricultores piden que se declare la plaga de conejos, pero es necesario que se haga con matices. ¿Por qué? Pues porque declarar la plaga supondría el uso de productos dañinos que impedirían que los agricultores puedan seguir trabajando en sus terrenos. Esta declaración podría suponer que un agricultor tenga que estar todo un año sin producir.
Por tanto, la vía de declarar la plaga no es tan sencilla, esta debería contar con “puntos y comas” que aseguren que el agricultor no sale perjudicado. Para nuestra agricultora entrevistada, la mejor solución sería la declaración de la plaga, pero con una serie de indemnizaciones por ese año en el que no van a poder trabajar en sus terrenos. Además, debería estudiarse cada zona y cada agricultor en concreto, ya que cada uno cuenta con sus propias necesidades.
Al final, la responsabilidad recae en el Ministerio de Agricultura y las diferentes administraciones autonómicas y locales, ya que son ellas las que deben ponerse de acuerdo en cómo atajar la plaga.