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jueves, 21 noviembre
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De obsesiones y lógica infantil, por Carolina Varela

A veces subestimamos la capacidad de lógica y comprensión de nuestros niños. La Mona Capuchina de bebé se chupaba el dedo gordo, no quería chupete porque lo llevaba de serie.

No voy a entrar a discutir si es mejor el chupete que el dedo, nosotros no tuvimos mucha opción y hay gustos para todo y razonamientos que lo mismo te dicen una cosa que la otra. Lo cierto es que ella se chupaba el dedo.

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Poco a poco dejó de hacerlo, los últimos pasos con un poco de ayuda por nuestra parte. El problema vino cuando nació el Sr. Colibrí y ella decidió que iba a hacer una pequeña regresión y empezó a chuparse el dedo de nuevo. Cada vez va a más y no sabemos cómo luchar contra el “lado oculto de la fuerza”, de hecho si tenéis alguna recomendación os la agradeceremos.

Pues bien, subestimamos muchas veces la capacidad de lógica y de asociación que tienen nuestros hijos pequeños. Fijaos que en un arrebato de desesperación, por desgracia más frecuentes de lo que yo quisiera, le dije a mi hija con el tono de voz, probablemente más alto de lo adecuado… “¡Mona Capuchina, por favor! Deja de chuparte el dedo”. Pues la Mona, me miró muy tranquila mientras se sacaba el dedo de la boca y me dijo con voz pausada y melódica “Mamá, tienes que entender que esto es como fumar… quieres dejarlo y no puedes…”

Están claras varias cosas: la primera que mi hija conserva la calma mucho mejor que yo y eso es demoledor; la segunda, es indiscutible que es hija de preventivista, ha sido capaz con cinco años de comprender qué es un dependencia, un acto compulsivo y la dificultad que entraña dejarlo.

Por suerte, su calma me tranquilizó, le miré con calma y le dije “tu padre dejó de fumar, Mona Capuchina, si él pudo, tú también”

Me permito, si me lo permitís, hacer varias reflexiones antes de acabar esta columna:

  • El tabaco efectivamente es una dependencia muy asociada a actos compulsivos que muy difíciles de superar.
  • Los niños aprenden por imitación y tienen una capacidad de lógica infalible, si sus padres fuman, aunque le digan que fumar es malo entenderán que no es tan malo.
  • A los niños es fundamental explicarles las cosas varias veces y de manera diferente pero siempre con coherencia y sinceridad, porque son unos sensores infalibles de incoherencias.
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