Las tres acusaciones particulares contra Patrick Nogueira, el asesino de Pioz, mantienen su petición de prisión permanente revisable por los asesinatos de sus tíos y primos en agosto de 2016 en la localidad alcarreña, al considerar que es autor de un crimen «radiado» y acometido con premeditación.
De un lado, Alberto Martín, letrado de la Acusación Particular que representa a Walfran Campos -tío de Nogueira-, ha mantenido en su escrito de conclusiones finales sobre la petición de una pena de prisión permanente revisable porque tiene claro que el asesino confeso cuando cometió los asesinatos «sabía lo que hacía», porque fue un «crimen descrito y radiado» en el que actuó con premeditación y porque planificó de forma «absolutamente cuidadosa» y ejecutó.
Ante un Patrick aparentemente dormido, Martín se ha dirigido al jurado a quien pidió que si llegan a tener dudas de algo, «sólo tienen que dirigirse a ver los mensajes de mensajería instantánea» enviados por el acusado, y les ha pedido que actúen en conciencia y que si les asalta alguna duda se acuerden de la realidad objetiva de esos mensajes de su teléfono del encausado y de las personas fallecidas.
No cree que haya ningún atenuante para Patrick, recordando que ha interactuado en todo momento según le conviene y añadiendo que ni el arma ni los guantes que utilizó han aparecido.
Además, tras describir al acusado como un «niño rico que vivía en España sin trabajar» en casa de unos familiares y «superinteligente», ha reparado en que tras cometer los hechos buscó en Internet frases como ‘Crimen de Pioz’, lo que desvela por tanto que actuó de manera «brutal y con cobardía», y que incluso «se mofó».
No ha querido dejar pasar la prueba del PET-TAC presentada por la Defensa, mostrando en todo momento sus dudas sobre su validez porque incluso si hubiera habido alguna duda del estado de su cerebro, ha dicho que se realizó en una clínica privada sin que haya podido ser «controlada» por ningún profesional independiente, y por tanto, «ni la base nos la creemos».
Para Martín, la alevosía con la que actuó «es de nota, enorme», y cree que procuró no sólo que las víctimas estuvieran indefensas sino no sufrir él mismo ningún peligro, tal y como figura en los mensajes enviados a su amigo Marvin.
Un suceso especialmente singular para este letrado es que, al detectar que estaba «pillado», decidió su regreso a España porque le convenía, toda vez que ya existía una orden de detención internacional contra él y «lo sabía».
A su juicio, es un crimen «execrable, brutal», porque «sabía lo que hacía y tenía intención de matarlos», con referencia más específica al hecho de que cometiera el asesinato de Janaina delante de los hijos, algo que ha calificado de una «crueldad extrema» porque pudieron ver cómo acuchillaba a la madre «llegando a mofarse, y se reía cuando estaba cometiendo estos hechos».
Se ha referido también a «mentiras» que «de forma consciente y voluntaria» relató la Defensa en su exposición y el propio acusado, pretendiendo presentarse como alcohólico pese a que «nadie lo ha dicho», apostilló.
Con relación a la motivación por la que vino a España también ha coincidido con la fiscal en que no volvió a España para colaborar sino «por su amigo de alma».
Dirigiéndose también al jurado popular ha aludido al dolor de sus representados por testimonios aportados por la Defensa en alusiones a la honorabilidad y la honra de Janaina, con afirmaciones de que «tenía un tonteo con Patick» o la morosidad de Marcos, su esposo, para «ensuciar, de forma absolutamente innecesaria».
«No sé si hemos visto nunca una prueba testifical de la Guardia Civil tan contundente» ha mencionado en relación al «desfile» que ha habido de agentes de la policía judicial y criminalística por la sala.
Por su parte, la otra Acusación Particular que representa a la familia de la tía asesinada, Rosa Periche, ha incidido en que ninguno de los argumentos de la Defensa queda acreditado, y sobre el daño cerebral en concreto al que ha aludido la Defensa aludiendo a que pudo condicionar su comportamiento ha señalada que no ha sido revisado por ningún neurólogo.
María Teresa Fernández-Prieto, la letrada en representación de Pedro Luceño, propietario de la vivienda en la que ocurrieron los crímenes, ha solicitado únicamente una petición indemnizatoria de 27.000 euros para su defendido.
La vista seguirá esta tarde con las conclusiones de la Defensa, que no ha modificado de momento sus peticiones de pena de 25 años de prisión por dos homicidios y dos asesinatos.