Por más que se modernice y cambie su formato, cada vez la tecnología avanza más deprisa y datos irrelevantes quedan fuera de nuestra atmósfera personal y de la de los demás. Este es el caso del Documento Nacional de Identidad. En un artículo del medio de comunicación online ‘El Independiente’, Antonio M. Martín explica que muchos datos de mayor interés como puede ser nuestro historial médico sería bastante más útil que el nombre de nuestros padres en la cara posterior de la tarjeta. Explica M. Martín que «el DNI no debería ser una tarjeta sino uno mismo»
Y es que lo que nos parecía fantasía en las películas en las que se identificaba a las personas por la voz o con una lectura del iris de su ojo, está más cerca de lo que nos imaginamos. En ese mismo artículo, se explica que no es cuestión de desarrollo tecnológico de empresas y Gobierno sino también de los ciudadanos. Ya en noviembre del año pasado y tras un ataque informático se tuvieron que desactivar millones de DNI por la seguridad de los usuarios.
PROTECCIÓN DE DATOS
¿Dónde pueden estar los datos más seguros que en uno mismo? Supongamos que en el caso de identificarnos mediante la voz o el rostro correríamos menos riesgo de que personas ajenas accedieran a datos tan personales como a nuestras cuentas bancarias o nuestro historial médico, datos que por otra parte también llevamos alojados en una tarjeta en la mayoría de los casos.
Para algunos podrán ser utopías que depare el futuro y para otros un paso necesario que hay que dar cuanto antes. La única realidad hoy en día es que la tecnología avanza a pasos agigantados y vivimos en la era de la digitalización, por lo que más pronto que tarde, probablemente, seamos testigos de la desaparición del DNI en formato físico y nos convirtamos en espectadores de un avance en cuanto a identificación de datos, ganando en la protección de los mismo y en nuestra propia seguridad.
