El Mercado de Abastos de Tomelloso lleva en el ojo del huracán informativo muchos años. Esto se debe a su próxima remodelación y reapertura, tanto si es para continuar con su actividad mercantil o para ser un espacio cultural y social.
El mercado es uno de los edificios antiguos de Tomelloso —fue inaugurado en 1932—, pero a la vez uno de los grandes olvidados. Es necesario darle la importancia que se merece a este edificio para que se respete al máximo su diseño original junto a un mural de cerámica que se encuentra situado en la entrada principal. Este mural, que por desgracia está en estado de abandono, necesita ser conservado respetando su ubicación actual.
El mercado tiene prevista una reintegración y remodelación en los próximos meses o años gracias a unos fondos llegados desde Europa. Se plantea la posibilidad de peatonalizar en parte la Plaza de España y tal vez esta plaza secundaria del mercado pueda convertirse así en un nuevo núcleo central de Tomelloso, principalmente para el tráfico, y así dar la vistosidad y regeneración a esta zona céntrica olvidada.
El mural que nos ocupa se encuentra a la entrada del cerrado mercado y es una de las obras urbanas o arte público destacadas de la ciudad cargadas de una gran belleza y simbología.
El arte público sale al encuentro de los ciudadanos en las calles, plazas o parques. Su presencia sirve de referente visual de ese entorno, y en este caso y en esta plaza del mercado, destaca y ensalza una zona comercial por antonomasia de Tomelloso desde 1932 cuando se abrió ese servicio.
Llevamos años observando detenidamente este mural, que parece pasar ajeno a las miradas de los viandantes, no tanto de los grafiteros, también éstos, artistas urbanos, creadores de manifestaciones artísticas efímeras y en otros casos, simplemente ensuciando las paredes y mobiliario urbano con malas representaciones y firmas.
Este es un mural que emana vida, luz y una deslumbrante belleza, observamos la imagen de un antiguo mercado romano con varias mujeres transportando cestas con alimentos, una de ellas con una vasija de barro y en un primer plano una luce una voluminosa melena pelirroja en un mostrador con varias bandejas donde se pueden ver alimentos como pescados, frutas o panes. La creación tiene movimiento, vida, las mujeres representadas dan la sensación de caminar con delicadeza sobre uno suelo azul y blanco entre unas preciosas columnas grises sobre un fondo rosado. En el mural vemos que aparece la firma de Alfaraz con fecha del 1992. El artista y creador de este mural es Miguel Durán-Loriga (1928 /1997) que fue un prestigioso arquitecto y diseñador que obtuvo, nada más y nada menos, que en dos ocasiones el Premio Nacional de Diseño en 1971 y 1979. Es uno de los grandes muralistas de España.
Durán-Loriga nació en Madrid en el año 1928. Desde niño mostró sus dotes para el dibujo y las Bellas Artes. Su amor por la cerámica le llevó a fundar en el año 1952 la empresa de cerámicas Alfaraz. La fábrica contaba con dos líneas productivas, una dedicada a los pequeños objetos de decoración y regalo, en la que son destacables los diseños vanguardistas y las figuras geométricas no muy comunes en los diseños españoles de entonces, y una segunda línea de producción dirigida a la arquitectura en la que el talento artístico de Durán-Loriga se expresó plenamente.
En 1970 la fábrica de Alfaraz producía revestimientos no seriados de ejecución artesanal (al que creemos que pertenece este mural de la Plaza del Mercado de Tomelloso), revestimientos seriados por moldeo con acabados manuales y revestimientos seriados con acabados industriales.
Durán-Loriga colaboró con el también arquitecto Jesús Martiegui. Junto a él elaboraría una exposición de cerámica en la Sociedad de Amigos del Arte en 1956 con enorme éxito. Su forma de ver este arte, supone todo un manifiesto en él, que reivindica la libertad del ceramista para crear.
La historia de la cerámica española de mediados del siglo XX no podría escribirse sin dedicarle un capítulo de honor a este artista y arquitecto que apostó por la modernidad y nos ha dejado numerosas obras, diseños vintage españoles, tanto en edificios y obras públicas, algunos de los cuales reclaman una urgente conservación, como es el caso del mural de Tomelloso.
Su actividad se completaría también con importantes aportaciones y trabajos urbanísticos entre los que destacan la ordenación de la Costa Dorada en Tarragona, el Plan General de Orense o el Plan Provincial de Segovia, además de en edificios como “La Casa Rosa” de la calle Zurbarán de Madrid o la fachada de los almacenes «Sears» en Barcelona. Ejerció la docencia en los campos de la arquitectura y el diseño y sus murales fueron aplicados por arquitectos como Fernando Chueca en sus edificios. Fue director de la Escuela Experimental de Diseño en 1984, dirigió las Primeras Jornadas de Diseño Industrial en el año 1989, creó las revistas Temas de Arquitectura y Temas de Diseño. Fue un gran defensor del diseño español. Sus murales figurativos despiezan las figuras formando un mosaico irregular sobre el blanco de los muros que los caracteriza. No se puede hablar de diseño industrial en España sin recordar a este artista Don Miguel Durán-Loriga y a su fábrica Alfaraz.
Algunas de sus obras más destacadas son los murales en estaciones de metro de Sol, Gran Vía y Ventas y la Fuente de Cerámica de Elche. Tomelloso cuenta con una auténtica obra de arte en sus calles y es necesario que se conserve, respete y valore este precioso mural y así se convierta en símbolo de esta plaza del mercado de Abastos en un futuro.
Carlos Quintanar González
