Quiero hacer un reconocimiento público a un grupo de tomelloseros, que de forma admirable, saben potenciar la convivencia de amigos y compañeros. Algo que es digno de admiración, al igual que su saber hacer, su saber estar, su saber soportar, su saber valorar… Y todo ello en base a que son buenas personas.
Este nombre surgió de forma espontánea ya que el alias de uno de los miembros era el de “Canuto”. Por esnobismo y originalidad, le añadieron una “ha” a continuación de “t” y cambiaron la “o” por una “i”, quedando un nombre bastante sonoro y muy apreciado.
En principio surgió como peña carnavalera, siendo esta su principal actividad, participando de forma eficiente en los desfiles, con el ingenio y la gracia que les caracteriza. Aunque puede que en alguna ocasión esa gracia sea poco comprendida y algo censurada, en el ánimo de ellos nunca anida el deseo de ofender ni molestar a nadie sino todo lo contrario.
Posteriormente la peña amplió su radio de acción al campo de la cultura. Editando libros para mayor conocimiento del lenguaje de nuestro pueblo. Organizando y realizando el primer sábado de agosto “El mayor guateque del mundo”, al que asisten personas de toda la geografía nacional. Asistiendo a los acontecimientos que en otras regiones de España son invitados. Me consta que su presencia es muy bien valorada y, lo que es más importante, son los embajadores de nuestro pueblo. En una palabra, saben “tomellosear” de forma magistral.
En base a la premisa inicial, la de que son buenas personas, tiene una actividad poco conocida y no por ello menos importante, su gran generosidad. Siempre que su actividad pueda generar ingresos, estos son donados en su mayoría a Cáritas de Tomelloso con el fin de paliar las necesidades básicas de la gente de su pueblo.
Finalmente solo me queda ratificar mi reconocimiento y admiración a un grupo de personas que como diríamos en argot tomellosero “Los Canuthi rebinan muy bien, dan este y son catrales en sus cosas”.