De nuevo, el Salón de Plenos del Ayuntamiento volvió a vivir una noche de emociones. Este miércoles la ciudad de Tomelloso homenajeaba a los docentes recién jubilados, a los maestros, esos que, como dijo el concejal de Educación, Iván Rodrigo en el acto, nos han enseñado a ser personas y a aprender a ser más tolerantes.
Recibieron el reconocimiento de toda la comunidad educativa y de todo el pueblo de Tomelloso Carmen Sánchez Aguado, del José María del Moral; Manuel Fuentes Susias, del IES Eladio Cabañero y María Pilar Ruiz López, también del Eladio Cabañero. El acto estuvo amenizado por las interpretaciones musicales de Marieli Blanco, Arturo Sánchez y Luis Osuna.
La alcaldesa, Inmaculada Jiménez, explicó que Tomelloso celebraba “con mucho orgullo” la jubilación de profesores y maestros de los centros educativos de la ciudad. El acto, explicó, está promovido por el Consejo Escolar Municipal. Carmen, Manuel y Pilar dejan toda una vida de servicio y vocación y es que, dijo Jiménez, la educación es una profesión vocacional. Gracias a los docentes, nosotros y nuestros hijos tenemos la oportunidad de formarnos y trasmitirnos valores como el respeto, la tolerancia y la igualdad, así, el maestro tiene un papel importante en nuestras vidas. El acto de este miércoles es, para la alcaldesa, simpático, amable y, sobre todo, muy merecido, para agradecerles esa vocación de servicio. Acabó citando a Mandela, “la educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo” y eso es posible, manifestó la alcaldesa, gracias a los maestros que quienes debemos mucho de lo que somos.
El concejal de Educación, por su parte, destacó que después de la familia y los amigos están los profesores, que nos enseñan a ser personas y valores como la tolerancia. Los maestros, dijo, son iconos de la paciencia y su labor se puede medir en la vida de las personas por su recuerdo.
Has dado nombre a las maestras del Moral
“Tú has dado nombre a las maestras del Moral”, dijo una de las madrinas de Carmen Sánchez, Maria Ágeles Cabanes, quien definió a la homenajeada como “madre y protectora” para los alumnos y “amiga del alma” para los compañeros. También te quieren las madres y el conserje “al que enseñaste a leer”. Pero confesó que lo único que se le ha resistido a Carmen ha sido la LOMCE. También presentaron a la maestra jubilada Miguel González, Laura Gallego y Pilar Daza al piano que interpreto el “River flows in you” de Yurima, mientras Carmen Manzaneque recitaba, para Carmen, “Todo cambia” de Julio Numhauser.
“El que abre la puerta de una escuela cierra la de una prisión”, señaló Carmen, quien dio las gracias a su “corte de honor” y al Ayuntamiento. Un Ayuntamiento, dijo, que valora la educación y el trabajo de sus docentes inspira confianza. La jubilación es un momento agridulce, dijo la maestra, pero “siempre os llevaré en el corazón”. Aseguró que no hay “nadie como un maestro para comprender el amor de la sonrisa de un niño”. Recomendó consumir cultura y manifestó que “mi corazón seguirá perteneciendo a Tomelloso”. El trio de músicos interpretaron “Memorias de África” en su honor.
EL soñador que invita a soñar a los demás
“Ser maestro es entrar en el recinto sagrado de un niño”, así comenzaba Ángela Lozano, la madrina de Manuel Fuentes, señalando que educar es tocar la vida para siempre. El maestro supo sembrar en Ángela “tantas y tantas cosas”, él, Manuel y todos, han sido “los culpables de que me dedique a la enseñanza”. La madrina recordó como el maestro ahora jubilado les inculcó su amor por la cultura, a través de la interpretación, metiéndoles, además, de lleno en el teatro. “Manuel el soñador, que invita a soñar a los demás repartiendo su tesoro con los otros”, dijo Ángela, entre otras muchas frases emocionantes hacia Fuentes.
Por su parte, Manuel Fuentes, sabía que quería ser maestro desde los 3 o 4 años. Recordó que toda su carrera, salvo un año que estuvo en Rosas, se ha desarrollado en Tomelloso. Fuentes explicó su vida profesional, por etapas, desde que empezó con una suerte de prácticas en los institutos de entonces. Su paso por el Cervantes, su estancia en Gerona, donde aprendió que quería enseñar a los chicos mayores. El Embajadores, donde llegó a ser director. Allí fue ápice, vértice, padre espiritual. Allí “me sentí plenamente el maestro”. Y de allí pasó al Instituto Eladio Cabañero. Fuentes terminó su intervención dando las gracias, por todo y a todos. Los músicos interpretaron el Nessun Dorma de Turandot.
La belleza de las matemáticas
A Pilar Ruiz le pilló la época más convulsa de la educación, recordó su padrino, Javier Navarro. Pero fue capaz de adaptarse a todos los cambios, logrando que las matemáticas fuesen lo primero. Javier Navarro señaló que pilar es catedrática de 2004. Una mujer, dijo, que consiguió que “aprendiese la belleza de las matemáticas”. Para Javier Navarro la homenajeada ha sido “una buena profesora”, sus clases estaban “llenas de matemáticas”, pero no eran en absoluto aburridas. Javier Navarro pasó de recibir clases de matemáticas a impartirlas él mismo, quien ha tenido la suerte de tener a Pilar Ruiz y a Ángel Luis Cabañas como profesores y como compañeros. Le deseó que viviese lo mejor “y que yo esté cerca” y le dio las gracias “por ser una persona a la que emular y una amiga”.
Pilar Ruiz dio las gracias a Dios por concederle una vocación. Dio las gracias a sus alumnos, a sus compañeros y a los profesores que le enseñaron a amar las matemáticas. Y por supuesto, gracias al Instituto Eladio Cabañaero, donde ha pasado 36 años de su vida, 4 de ellos como alumna. En la persona de Javier Navarro, Pilar Ruiz, quiso darles las gracias a todos los alumnos que ha tenido “me habéis dado más cariño del que merezco”. Para acabar, la profesora manifestó que “desde nuestro trabajo hemos contribuido a que muchas personas hayan triunfado en el suyo”. Y el terceto de músicos le dedico “Por una cabeza”, de Gardel.
[justified_image_grid flickr_user=85117113@N04 flickr_photoset=72157678015427764]