Buenas noches, bienvenidos hijos de Tomelloso.
Gracias a todos por vuestra asistencia al acto de inauguración de la Feria y Fiestas 2017. Agradecer también al Ayuntamiento por contar conmigo para este acto y felicitar su apuesta por promover a personalidades locales como pregoneros de las fiestas, pues sólo nosotros podemos entender qué se siente al ser de esta tierra.
Como algunos sabréis, vivo en Alicante desde hace unos años y trabajo en la playa como socorrista.Hace unos días, Manoli, una señora de 85 años que nos visita todos los veranos desde Madrid, escuchó que yo sería pregonero de estas fiestas y, sorprendida, me preguntó: Pues, ¿quién es tu familia? Porque para ser pregonero del pueblo tienes que ser de una familia importante. Yo le contesté que el motivo por el cuál soy pregonero no es mi familia. Entonces, Manoli, me preguntó cuál es mi mérito. Me llamo Joaquín Acedo y Díaz. Mi familia es una familia normal, con sus cosas buenas y sus cosas malas, y yo soy una persona normal, con mis virtudes y mis defectos. Mi mérito, le dije a Manoli, es ser humano, es ser SOCORRISTA. No obstante, este mérito es compartido. Otros vecinos de este pueblo también han sido partícipes de la causa por la cual hoy estoy aquí. Manuel Lomas, su padre, Marcelino Lomas, Faustino Marta, Sara Onsurbe, Almudena Sánchez-‐Rey y, como no, mi padre, Joaquín Acedo. Además de ellos, otros muchos han colaborado desde aquí, tanto de forma económica como dando difusión de la realidad que hemos vivido. Nombrar algunos grupos como Acento Cultural, 15M Tomelloso o Asociación Crecimiento en Valores. Gracias a todos ellos.
Hace 6 años salí de Tomelloso para descubrir otros mundos. Hoy estoy afincado en Alicante y, después de haber pasado por ciudades como Granada, Ciudad Real, Toledo o Getafe, siempre queda el sentimiento de añoranza de la tierra que nos vio nacer.Es curioso que tras mi paso por estos sitios, a la pregunta «¿de dónde eres?», desde la humildad de ser paisano de una ciudad pequeña (que para nosotros siempre será «el pueblo»), siempre solía contestar que soy de un pueblo de Ciudad Real. Esto siempre genera la pregunta «¿de qué pueblo?». Al decir que soy de Tomelloso, me sigue sorprendiendo la cantidad de gente que conoce nuestra tierra o que tiene relación con ella en cierto modo. No os voy a decir ya en el mismo Alicante. Como dicen por aquí, lo primero que se te pone moreno es el sobaco de saludar a la gente que conoces.
Cada vez que vuelvo «al pueblo» me gusta dar una vuelta por las calles principales. Anoche mismo venía acompañado de un buen amigo de Cox que está hoy aquí con nosotros (aprovecho para saludar a Manu) y lo primero que hice nada más llegar fue pasearlo un poco. Es algo que nos gusta mucho a la gente de pueblo, enseñar nuestra casa a los amigos cuando vienen de fuera. Siempre aprovecho para pasar por la Plaza, a ver si ya la han hecho peatonal, paso también por la Calle de la Estación, a ver si ya nos han traído el tren, y por la Avenida Don Antonio Huertas, a ver si Jesús Marquina ha ganado otra vez (por enésima vez) el premio a mejor pizza del mundo. Así de paso aprovecho y veo a medio pueblo tomando el fresco en las terrazas de los bares. Porque otra cosa no tendremos, pero a vitangueros no nos gana nadie. También por la calle de la feria a ver si pillo a mi abuelo paseando y le saco 20€ pa beberme un vermú con Felipe en Lauticia. Otra cosa que me gusta es pasar por los sitios que me traen buenos recuerdos. Me gusta mucho, por ejemplo, pasar por la Glorieta, porque no se si sabréis que mi generación, la del 89, fue la que no cabía en los colegios. Hubo aquel año un baby boom y se tuvieron que habilitar dos clases extra en el edificio en el que hoy se encuentra la Seguridad Social. La verdad, no se que pasaría, imagino que aquel año hubo muchos apagones. También pasar por el Nuevo Tomelloso, barrio en el que viví mis primeros años cuando aquello solo era un descampado. Los pinos, porque todos hemos sido mocetes y hemos ido allí a hacer cosas que no debíamos. Y cómo no, por el parque de bomberos, lugar en el que he crecido y en que he mamado de mi padre la pasión por las emergencias.
Hay un lugar clave en Tomelloso que decide el rumbo de mi vida. En el año 2010 trabajé por primera vez como socorrista en la piscina de CODETOSA (EL Poli). Aquí empezó mi vocación por esta profesión.Quizá estas vivencias me han llevado a ser lo que hoy soy. Quizá estas vivencias me llevaron hace dos años, junto a otros pocos locos, a aterrizar en una pequeña isla griega con la idea de que nadie tenía que morir persiguiendo sus sueños. 4. Mucha gente huye hoy en día de miseria y barbarie. Vivimos tiempos de cambio en los que las necesidades básicas están cubiertas de manera irregular en el mundo. Unos tenemos mucho y otros tienen muy poco. No hablemos ya de guerras y genocidios que se siguen cometiendo en algunos países. No hablemos de gente que sale de su casa porque no paran de llover bombas. No hablemos vidas truncadas por intereses políticos o económicos. No hablemos de guerras civiles. Sin ir más lejos, algunos de los que hoy estáis aquí recordaréis de primera mano lo que es una guerra civil, ¿verdad?. Qué consecuencias tiene y qué tinte deja en las generaciones venideras. Mejor no hablemos de fosas comunes y de heridas que nunca se cierran. Estos sentimientos que vivimos tan intensamente nosotros, se viven también en otros lugares del mundo.Nos llegan noticias a través de los medios de comunicación que a menudo nos hablan de los conflictos que suceden alrededor del mundo. Aún así, son sólo eso, noticias. Noticias que, al fin y al cabo, nos informan de algo lejano. Pero, pongámonos en situación. Hablemos de empatía.
Imaginad que una bonita noche de julio os encontráis paseando por Lampedusa, esta isla italiana con aguas cristalinas y playas paradisíacas. Imaginad que entre los turistas, veis a un migrante del África subsahariana. Imaginad que lo invitáis a un helado y charláis con él. Imaginad que tiene 15 años y viene de Ghana. Imaginad que su madre le pidió que cruzara medio continente a pie para llegar a Europa y poder conseguir algo de dinero para dar de comer a sus hermanos. Imaginad que durante el viaje vio morir de sed a sus amigos mientras cruzaban el desierto del Sahara. Imaginad que al llegar a Libia, tuvo que trabajar en un régimen de semi-exclavitud para conseguir el dinero que pagaría por una plaza en una patera. Imaginad que, después de todo, en medio de la noche, por fin sube a una patera y ponen proa al norte. Rumbo a Italia. Ahora, imaginad que esa patera se hunde. Que este chico se agarra a cualquier parte flotante y que unas horas más tarde lo rescatan guardacostas libios para después llevarlo a una cárcel. Imaginad que días más tarde consigue escapar y llamar por teléfono a su madre. Imaginad que le cuenta toda esta historia, que le dice que ha pasado mucho miedo, que no volverá a cruzar. Imaginad que su madre (con lo que el amor de una madre significa), le pide que lo haga de nuevo, que vuelva a arriesgarse, que todos en casa lo necesitan. Imaginad que esta vez lo consigue. Imaginad que esta historia es real. A mí, me gustaría pensar que no lo es.Quizá hoy este chico pueda mandar dinero a su familia. Quizá no. Como dirían los árabes: «Insha ́Allah» (Dios dirá).
Nosotros, los socorristas que trabajamos en alta mar rescatando migrantes, somos la primera cara que ven de Europa. Es por eso que ponemos tanto énfasis en la bienvenida. Siempre, siempre que encontramos una patera en alta mar la recibimos con una sonrisa. Siempre les damos la bienvenida. Siempre, después de la operación rescate, somos amables con ellos. Siempre los tratamos con DIGNIDAD. Cada vez que saco a un negro del agua y lo abrazo, os estoy abrazando también a todos vosotros.Esto es así porque como humano, como persona me identifico con ellos al igual que me identifico con vosotros, mi gente.
Quiero hacer mención de la definición de identidad y el concepto que nosotros tenemos de ella. Identidad: Conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás. La identidad, por eso, es un cuchillo de doble filo. La identidad es lo que nos acerca a nuestra familia por encima de nuestros amigos, y a nuestros amigos por encima de nuestros vecinos. La identidad es lo que hace que nos veamos más cerca de cualquier tomellosero que de alguien de Argamasilla. Y a su vez, hace que nos sintamos más unidos a Niort, Bir Lehlu, o Lepe (ciudades con las que está hermanada Tomelloso), que a cualquier otra ciudad francesa, saharaui o española. Pero, también, la identidad es lo que nos separa de la gente que no comparte nuestra cultura, nuestra religión o nuestro territorio.
El miedo a lo desconocido se potencia con la concepción de la propia identidad. Sin embargo, lo desconocido es sólo eso, desconocido. El sentimiento de protección hace que sea vea al migrante como un intruso, alguien que viene a romper la paz de nuestra casa. Pero, ¿acaso son nuestros hijos, hermanos o amigos intrusos en otros países? Es mucha la gente de Tomelloso (entre los cuales me incluyo) que ha salido fuera del pueblo para buscar un futuro mejor. Podemos hacer mención, por ejemplo, de los tomelloseros que emigraron a Ibi allá por los años 60 a trabajar en las fábricas de juguetes. Es mucha la gente que ha salido del país para continuar sus estudios y aprender un nuevo idioma. Es mucha la gente que, después de terminar sus estudios, se ha instalado en Inglaterra, Francia o Alemania para poder ejercer su profesión. ¿Vemos esto mal? Evidentemente, a todos nos gustaría salir de nuestra tierra solo por placer y no por necesidad. Y ahora decidme, ¿qué diferencia hay entre un tomellosero que va a Londres y un nigeriano que va a París?No hay diferencia. Al igual que nosotros queremos ser bien recibidos allá donde vamos, los migrantes que vienen de Siria, Nigeria, Burkina Faso o Ghana (como mi amigo de Lampedusa) quieren ser bien recibidos aquí. El único fin de una migración, es conseguir que mañana sea mejor que ayer.
Hoy es un día de fiesta. Hoy es el día en el que todos nosotros nos agarramos a la parte buena de nuestra identidad. Es el día que todos nos sentimos hermanos tomelloseros y salimos a la calle para festejar que un año más estamos unidos. Hoy, entre nosotros, no hay diferencias. Hoy todos somos iguales.
Por eso, esta noche, os invito a dejar de lado las malas vibraciones. Os invito a acercaros a ese vecino con el que hace unos días discutimos. Os invito a abrazar a ese familiar con el que parece que lo malo pesa más que lo bueno. A ese hermano, ese padre o madre, a ese amigo. Os invito a crear lazos y no a cortarlos. Es el momento de ser felices. Porque, al final del camino, lo único que queda es el amor. Por todo ello, en esta noche de agosto, en esta noche de fiesta, os digo: SED FELICES, AMAOS Y DISFRUTAD DE LAS FIESTAS DE NUESTRO PUEBLO. FELICES FIESTAS.