El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha admitido este lunes que para reformar la Constitución «no hay que tener cobardía» ni afrontar una revisión «que plantee una voltereta» o ponga «patas arriba el sistema constitucional», y ha añadido que si se hace «nunca» debe hacerse «bajo el chantaje o ningún ultimátum».
García-Page se ha pronunciado así en el Parlamento autonómico, dentro del acto institucional por el XXXIX Aniversario de la Constitución Española que han celebrado las Cortes, donde ha admitido que «no estamos obligados» a reformar «impepinablemente» la Carta Magna porque es «uno de los mejores textos del constitucionalismo mundial» y muchos de los temas que se plantean «están perfectamente resueltos» en el texto, aunque «a lo mejor no tienen los nombres correctos».
Ante representantes de todas las instituciones que componen la Comunidad Autónoma se ha referido a la celebración, en 2018, de los 40 años de la Constitución para negar que, con motivo de esa efeméride, se plantee un «cambio trascendental» de su contenido. «No, de ninguna de las maneras», ha apuntado García-Page, que ha confiado en que «nunca» se pueda producir «un cambio como el que se suscitó en España en el 78, porque es un cambio de régimen y aquí no hay cambio de régimen posible a la vista».
«Toda la humanidad sabe que no hay una alternativa mejor al mejor de los sistemas políticos que ha tenido la humanidad», el de «una persona, un voto» y eso, ha incidido, «no es sustituible, no hay alternativa». Dicho esto, y frente a las «inseguridades» que ha traído la crisis, ha apostado por «recordar que los anclajes del sistema constitucional español son infinitamente más sólidos que hace 40 años».
Entonces «no estábamos en Europa» y estarlo es «una caja de resonancia y la capacidad torácica más importante y la vacuna contra todo tipo de fanatismos e independentismos. Y ese anclaje es sólido», ha valorado. En este punto, ha precisado que la soberanía «reside en el pueblo español», destacando que estas dos palabras, «el pueblo y el español, no la suma de pueblos españoles, sino en singular», es lo que «resume el conjunto de la sociedad» y las que «lo dicen todo».
COHERENCIA INDEPENDENTISTA
En su intervención, el responsable autonómico también se ha referido a la situación catalana, para mostrar su respeto por quien quiera ser independentista, aunque «bien les vendría ser coherentes» porque «ser independentista, querer separarse de un Estado y presentarse a las elecciones y obtener acta, se me antoja claramente incoherente».
«Una cosa es que haya independentistas que quieran la separación de España y otra que presidentes, gobiernos o parlamentarios elegidos al amparo de la Constitución utilicen el poder que le damos entre todos para socavarla», ha manifestado, convencido de que «el precio no puede ser que una parte de España se resigne y otra mire hacia otro lado cuando unos llaman derechos históricos a los privilegios». En opinión del dirigente socialista, de cara al futuro se impone «lealtad y sentido común».
Según ha remarcado, en un planeta con 600 idiomas, ninguno de ellos ni ninguna cultura ni otras singularidades «pueden ser el pretexto para un privilegio, ni mucho menos ningún egoísmo», y ha asegurado que «nadie» del Parlamento autonómico «va a estar cruzado de brazos» en este debate. «Todo se puede hablar, pero todo dentro del marco de la Constitución y de las leyes».
Al respecto, ha valorado el «efecto positivo» que, a su juicio, está surgiendo ante «todo lo que está pasando» y que ha calificado como «un nuevo sentimiento nacional, sereno, sencillo, incluyente, un nacionalismo español del siglo XXI, que no se mide ni en metros de bandera ni en el ruido de las calles», y que explica cómo la sociedad «está respondiendo con mucha calma a este desafío independentista».
No obstante, García-Page ha avisado de que el hecho de «que no haya ruido en las calles o pérdida de control ante la provocación no significa que no tengamos las cosas claras y los sentimientos definidos, los tenemos más que nunca», ha reseñado, antes de «reivindicar una forma de ser español» y aseverar que «el futuro que nos queda estará a la altura de nuestro pasado si nos lo proponemos», seguro de que España «no está ni mucho menos en el trance que tuvo hace 39 años, es inimaginable que volvamos a tener esas circunstancias».
NUEVA TRANSICIÓN
Previamente, el presidente de las Cortes, Jesús Fernández Vaquero, ha recordado los pasos hacia la democracia para asegurar que aunque esa fue una transición «ejemplar», es necesaria «una nueva transición para responder, no tanto a qué somos sino para buscar respuestas a qué queremos ser y queremos que sea nuestro país».
«Necesitamos refrescar y revitalizar la Constitución que nos ha traído hasta aquí para reforzar la convivencia», de manera que «se escuche a las nuevas generaciones, se estimule a los ciudadanos a participar en política y en una nueva forma de ejercerla», ha dicho, para añadir que esa vía debe «incluir nuevos derechos, modernizar instituciones como el Senado, adaptarla a la nueva ordenación territorial del Estado o reforzar los criterios de solidaridad y financiación para que non haya ni vencedores ni vencidos sino un reparto equitativo y justo de los recursos sin privilegios».
Así, ha apuntado la necesidad de «hablar» para «encontrar terrenos comunes y conseguir una Constitución que nos ayude a seguir juntos», refiriéndose también a Cataluña y el «desafío del independentismo» que puso a prueba la Carta Magna, aunque esta «ha prevalecido entre quienes querían romper la convivencia entre españoles».
«Debemos estar orgullosos de nuestro país, de sus luces y sombras, de la marca España, pero el fututo de esto no tendría recorrido si el deseo de unos pocos está por encima de la ley y la Constitución», ha manifestado el presidente de las Cortes, que ha rechazado «intimidaciones» y «desafío» al Estado.
«Deberíamos centrarnos todos en otros asuntos en los que los españoles están más interesados», ha finalizado Jesús Fernández Vaquero, que ha apostado por seguir «dando lo mejor de nosotros mismos por un proyecto colectivo que es España y nuestro país».
El acto, durante el que se han proyectados sendos vídeos sobre la Constitución y el Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha, ha contado con la interpretación de varias piezas musicales a cargo del profesor de la Orquesta de RTVE y colaborador habitual de la Orquesta Sinfónica de Barcelona y Madrid, Alfonso Aldeanueva, y de la Orquesta Sinfónica del Conservatorio Jacinto Guerrero de Toledo.
A continuación, ya en el patio de las Cortes, tres ciudadanos anónimos, de 76, 56 y 15 años, en representación respectivamente de tres generaciones de españoles que vivieron la etapa anterior a la Constitución, la democracia y que todavía no han votado, se han encargado de izar las banderas de Castilla-La Mancha, España y la Unión Europea.