Como “juguete cómico” catalogaron Arniches y Celso Lucio a “El Brazo derecho” y de esa forma lo representó Anacrusa en la Muestra Local de Teatro de Tomelloso. Un montaje con el que se permitieron jugar, incluso con la distribución de los personajes y, por su puesto, con el que arrancaron las carcajadas al respetable.
Y es que, Arniches, a pesar de su humor exacerbado y su madrileñismo recalcitrante no dejaba títere con cabeza. La crítica, vitriólica incluso, es una constante en este alicantino. También en este sainete que compuso, a medias, con Celso Lucio. En la obra se pone de manifiesto la amistad aprovechada. Pancho —al que da vida Inmaculada Osuna— es un caradura a quien por una serie de casualidades el diputado e industrial Frutos de la Encina (“¡bellotas!”) —interpretado por Alfonso García— le debe amistad eterna.
El amigo, además de llevarle los asuntos políticos, mete baza también en los familiares, por puro provecho, claro. Pretende casar a su sobrino Silvestre (Ángel Miguel González), recién llegado del pueblo, con Silvia —a quien da vida Mari Paz Carrasco— la hija de su benefactor, que ya tiene novio, Fernando (Lucas Antún). La esposa de don Frutos y madre de Silvia, doña Rosario —interpretada por Pilar Paraíso—, como no puede ser de otra forma, se opone a ese manejo. Silvestre, que no solo de salvaje tiene el nombre, se confunde y se enamora de Demioselle, la dama de compañía —a quien da vida Jennifer García—.
En fin, un lío como la copa de un pino, con una soterrada crítica a los manejos políticos de la época de la Regencia de María Crtistina y en el que, al final, el aprovechado de Pancho acaba recibiendo más palos que una estera. Dirigidos por Antonio Ropero, los actores supieron estar a la altura del sainete, con comicidad, soltura y desparpajo.
Fue una divertida noche de teatro, en la que, hasta el decorado, nos evocaba al final del XIX. El público premió a Anacrusa con una sonora ovación.