El Hospital General Universitario de Ciudad Real (HGUCR) extirpa cada año una veintena de carcinomas con la denominada “cirugía de Mohs”, técnica quirúrgica indicada para extirpar tumores cutáneos recurrentes o muy mal definidos y ahorrar tejidos adyacentes sanos con un grado de efectividad muy elevado.
La técnica consiste en rodear el tumor con un corte biselado hasta recortarlo y llevarlo al laboratorio para que analicen el fondo y los bordes de la concavidad y ratifiquen que se ha extirpado completamente. Si el patólogo da el visto bueno se prosigue con la reconstrucción; en caso contrario se realiza un nuevo corte en la zona en la que se ha detectado la permanencia de células tumorales y se remite de nuevo al laboratorio. El proceso se repite hasta que el patólogo certifique su erradicación.
El Hospital de Ciudad Real lleva utilizando esta técnica desde finales de 2012 y, junto al de Guadalajara, es centro de referencia regional en su aplicación, razón por la cual el Servicio de Salud de Castilla-La Mancha deriva al centro ciudadrealeño a los pacientes de la provincia y de algunas zonas de Toledo que precisan de la cirugía de Mohs.
Esta técnica fue, precisamente, objeto de la sesión general que el hospital celebra semanalmente y en la que intervinieron la médico residente de cuarto año Manuela López Nieto y el jefe del servicio de Dermatología, Guillermo Romero, que explicó que esta cirugía “se utiliza preferentemente para extirpar carcinomas recurrentes, poco delimitados y localizados en áreas en las que es relevante preservar tanto tejido sano como sea posible por motivos funcionales o estéticos, como párpados, nariz, orejas y labio”.
Aproximadamente tres de cada cuatro de los carcinomas intervenidos son basocelulares, asociados al daño solar causado por una sobreexposición, y el otro 25 por ciento dermatofibrosarcomas protuberans, tumor que forma una prominencia en la piel y se ramifica en las capas profundas de la dermis.
Según la doctora López Nieto, el procedimiento para extirpar un carcinoma basocelular se lleva a cabo en una única mañana con anestesia local: “el paciente se somete a una primera intervención y se le practica una cura provisional tras la que pasa a una sala de espera mientras se analiza el tumor “en fresco”; una vez el patólogo ha emitido su diagnóstico, vuelve al quirófano, bien para la sutura definitiva o para retirarle más tejido cutáneo en la zona que se indique desde el laboratorio”.
En el caso de un dermatofibrosarcoma, la biopsia se realiza en diferido porque hay que dar tiempo a que hagan efecto los productos utilizados para la tinción del tumor, por lo que el plazo entre la primera y la segunda intervención se extiende a un mínimo de tres días.
Ventajas
La gran ventaja de la cirugía de Mohs radica en que permite analizar el 100% de los bordes y el fondo del tumor y “te cercioras de que lo has extirpado todo”, mientras que con el tallado convencional apenas se analiza el 5 por ciento del corte histológico. El inconveniente principal es que “demanda bastantes recursos, no ya de cirujanos, sino de patólogos y técnicos de laboratorio, que han de estar toda la mañana con el análisis de muestras”, indica Romero.
El Servicio de Dermatología del HGUCR atendió en consultas a unas 27.000 personas el año pasado y realizó 1.800 intervenciones quirúrgicas, dos tercios de ellas relacionadas con tumores cancerosos cutáneos. A día de hoy hay 1.022 pacientes con carcinomas basocelulares en seguimiento.
El doctor Romero calcula que al año se diagnostican en España 150.000 cánceres de piel de los que unos cien mil son carcinomas basocelulares, cuarenta mil epidermoides y los diez mil restantes melanomas, la forma más agresiva de tumor cutáneo.