La XXII Muestra Local de Teatro ya es historia. El colofón lo puso la representación de “Las tres perfectas casadas”, obra cumbre de Alejandro Casona, puesta en escena por Anacrusa Teatro, con dirección de Antonio Ropero. La compañía supo mantener el interés del público por este denso melodrama de equívocos, con solvencia y un buen trabajo interpretativo.
Con una escenografía mínima pero convincente y sonando la Vida es Bella de Pioviani comienza la obra. Tres parejas casadas se reúnen para celebrar el décimo octavo aniversario de su matrimonio, son amigos desde la juventud y se casaron juntos. Lamentan la ausencia de su amigo el escritor Gustavo Ferrán él que les sirvió a todos de padrino y que nunca antes faltó la fiesta aniversario.
Una trágica confusión (la muerte de Ferrán en accidente de avión) hace que los maridos abran una carta, la última confesión del escritor, allí les revela que ja tenido aventuras con las tres esposas de sus amigos. El tema es una constante en el teatro y el cine, si escarbas bajo el barniz, la alta sociedad no es tan pura y feliz como aparenta.
Durante las cerca de dos horas de función, la trama sorprende al espectador a cada momento, con detalles más complejos de los amoríos de Ferrán con las señoras. La obra avanza, bien llevada por los actores, y a pesar de un final previsible, consiguen que la gran carga dramática de “Las tres perfectas casadas” mantenga nuestro interés hasta el final.
El público disfrutó con la obra y premió con aplausos el trabajo de Anacrusa, algo que ha sido una constante en esta XXII Muestra Local de Teatro, una edición para recordar.
Dio vida a Javier Ángel González Jiménez, Ada fue Mª Paz Carrasco, de Máximo hizo Lucas Antún, Inmaculada Osuna dio vida a Genoveva, Jorge fue Félix Plaza, Pilar paraíso interpretó a Leopoldina, María fue Jennifer García, Alfonso García hizo de Ferrán y el mayordomo fue Álvaro Jiménez. La dirección fue de Antonio Ropero.
