El salón de actos de la Biblioteca Municipal “Francisco García Pavón de Tomelloso” acogió este miércoles el encuentro con el escritor y narrador Pablo Albo titulado “No estoy para cuentos”. Se ha desarrollado en dos sesiones, a las 9:30h y a las 10:30h.
El concejal de Cultura, Raúl Zatón recordó que este acto era el primero de una serie de actividades que se van a llevar a cabo con los colegios de Tomelloso para animación a la lectura. Así, explicó el concejal, el 13 de noviembre a las 9:30h, 11:00h y 12:30h habrá un encuentro literario con la escritora Margarita del Mazo, autora, entre otros cuentos, de “El rebaño” y “Unas gafas para ver” y el 17 de noviembre a las 9:30h, 11:00h y 12:30h ele encuentro será con la escritora e ilustradora Mónica Carretero, autora de “Los vestidos de mamá”.
El primordial, señaló Zatón, animar a los niños a la lectura, a que vivan encuentros con los autores y, además, se vayan introduciendo en el mundo de la literatura y la escritura y así puedan disfrutar de las actividades que desde la Biblioteca García Pavón y el área de Cultura se realizan todas las semanas.
El protagonista de la jornada, Pablo Albo, según contó a los medios de comunicación, ha venido a Tomelloso a encontrarse con las personas que han leído libros suyos, “ellos creen que viene a conocerme a mí, pero vienen a que yo los conozca”, ya que es “muy bonico para una escritor” conocer a quienes han leídos sus cosas.
Pablo Albo es un prolífico autor de literatura infantil con más de una veintena de libros editados que además es un reconocido narrador oral. Entre sus libros destacan “Inés azul”, “Viento enfurecido”, o “Para una vez que me abrazan”. Así, explicaba que tiene libros de distinto tamaño y contenido. Calificó de “auténtico lujo” el poder encontrarse con sus lectores dado que “esto de escribir es una cosa tan solitaria que nunca sabes si algún día alguien leerá lo que escribes”. Suponía que para los niños también será una buena experiencia “yo tuve la suerte de conocer a pocos escritores cuando era niño”. Es una experiencia —la de reunirse con los lectores— que hay que vivir, le da otra dimensión al libro, señalaba, lo hace más humano. Normalmente, contaba, los niños hacen preguntas muy interesantes que van desde las más personales, hasta cuál es su libro favorito, “siempre me sorprenden”.
Señaló que “Tomelloso” es la última palabra que supo decir su padre, “se me eriza el vello nada más pensarlo”. Contó el escritor que su padre, aunque nacido en Alcázar asistió al “colegio de los frailes” de Tomelloso y le hablaba de una persona llamada Padre Pedro. Contaba el cuentista que “mi abuelo me hablaba de Jauja y mi padre de Tomelloso y yo de pequeño lo unía todo y para mi esta es una tierra en la que te podías encontrar golosinas en los árboles”.
Para hacer mala literatura infantil —explicó a preguntas de los medios— es necesario hacer un uso indiscriminado de los diminutivos, “un hombrecito en una casita con un arbolito”. Vargas Llosa, por ejemplo, es lo que hace, es muy buen escritor de literatura para adultos, pero no tanto de libros para niños, aseguraba. “Cuando he leído libros de literatura infantil que me han encantado —afirmó— es porque me han llevado a sitios a los que no habría llegado de otra manera”.